Una buena actitud y una idea de negocio son las claves a la hora de emprender
Internet ha supuesto un espacio muy interesante a través del cual, por un lado, formarse, y por otro, convertirse en la tienda, en el almacén, en el negocio. Muchas personas han decidido poner en marcha sus ideas a través de internet, desde organización de bodas, hasta panaderías saludables. No importa, todo tiene cabida en la red.
¿Emprender o no emprender? Esa es la cuestión. Hacen falta muchas cosas para hacerlo, pero sobre todo hay dos puntos importantes y esenciales: la idea y la actitud.
Empecemos por la idea de negocio. Debe ser una idea bien madurada y contener una serie de aspectos que se relacionan entre ellos y que se convierten en satélites alrededor del punto central.
- Producto vs servicio. Decantarse por una idea en la que se vende un producto, es mucho más arriesgado que vender servicios ya que la inversión es obviamente mayor. Y, aunque sea así, su venta es más directa y más visual. En cualquier caso, se elija una u otra, a la pregunta que se tiene que responder es, ¿para qué sirve en el mercado? ¿cuál es objetivo? ¿qué necesidades pretende cubrir?
- La competencia. Tras esa última pregunta viene otra que dice, ¿no hay nadie que lo haga ya? Y, si lo hace, ¿qué es lo que yo voy a ofrecer como plus que haga que los clientes se decanten por mí?
- Posicionamiento y propuesta de valor. Como en el punto anterior, la última pregunta enlaza con este. La identificación de la propuesta de valor será tu mantra desde el momento en el que decidas dar un paso adelante. Ojo, el mercado no es estático, por lo que siempre tendrás que prestar atención a los cambios que se produzcan por si tienes que modificar tu posición.
A partir de aquí, entrarán en juego otras variables, sobre dónde encontrar a los clientes o si hacer todo el trabajo desde casa. Lo aconsejable es iniciar desde casa para disminuir los costes. Más adelante se verá qué hacer respecto a este tema.
La actitud será el ingrediente que hará que la idea crezca y prospere, más allá de los clientes reales. Una actitud negativa o derrotista siempre acaba siendo la profecía que se autocumple, esa voz miedosa y cobarde de tu interior que siempre te dice que fracasarás que no lo intentes. Y, sin embargo, no hay que sentirse mal, miedo han tenido todos los emprendedores al iniciar su camino. Hay que hacer frente a ese miedo con pasos firmes y decididos y marcando una estrategia y plan de ruta para que sirva de guía.