Metro de NY: la colmena que conecta al viajero con su destino
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Los ferrocarriles fueron en épocas pasadas los grandes protagonistas del desarrollo social y económico de muchas ciudades, ya que sin ellos era difícil conectar puntos distantes y propiciar la actividad comercial de manera más rápida y segura. Fue en ese contexto, precisamente en el Nueva York del siglo XIX, que comenzó el proceso de fijar los rieles para trazar las vías cuyo punto de llegada y salida sería la famosa estación Grand Central Terminal, testigo del desarrollo de la ciudad.
La gran necesidad de líneas de carga y pasajeros encontró el empuje necesario de grandes visionarios, y ya en la década de 1830 la primera línea ferroviaria de Nueva York conectaba Prince Street con el río Harlem, lo que ayudó a la expansión de la ciudad hacia el norte desde el Bajo Manhattan. Uno de esos emprendedores fue Cornelius Vanderbilt, que ha pasado a la historia no solo por la inmensa fortuna que amasó, también por el empuje que dio a la actividad ferroviaria de la ciudad. En 1871, Vanderbilt usaba como centro para sus operaciones una terminal llamada Grand Central Depot , ubicada en la calle 43 Oeste, que décadas más tarde se convertiría, con posteriores modificaciones y ampliaciones, en la Grand Central Terminal.
Por algunos años, esta famosa estación estuvo bajo amenaza de desaparecer. Hubo muchas propuestas para reemplazar o cambiar Grand Central, como un diseño del arquitecto Marcel Breuer para una torre de 55 pisos. Contra esta situación, el papel que jugó la ex primera dama Jacqueline Kennedy Onassis y el arquitecto Philip Johnson fue decisivo, cuando fundaron el Comité para Salvar la Grand Central en 1975. En 1978, el Tribunal Supremo de EE. UU. confirmó el estatus de monumento importante para la ciudad de Nueva York, por lo que la edificación, finalmente, se salvó de la destrucción.
La última restauración, terminada en 1998 con una inversión de US$250,000,000 le devolvió a la edificación su original esplendor de 1913, y cuenta, hoy en día, con numerosos restaurantes, bares, tiendas y establecimientos especializados.
En el Vanderbilt Hall, espacio que honra la memoria del gran empresario e impulsor de los ferrocarriles en Estados Unidos, se realizan numerosas actividades, como la Grand Central Holiday Fair, que se celebra todos los años.
Grand Central Terminal es un vivo ejemplo de cómo un proyecto visionario sobrepasó las fronteras del tiempo y se convirtió en un destino para admiradores de la arquitectura, para turistas curiosos, visitantes entusiastas o para los pasajeros que prefieren usar sus facilidades
Más de 500,000 es el número de visitantes que recibe diariamente la terminal, cantidad que se mantiene no solo por su servicio de transporte, también por numerosas establecimientos comerciales y actividades temporales que se realizan durante todo el años.
!Encuéntrame en el reloj!
Es una de las frases más famosas entre los miles de visitantes y asiduos de Grand Central Terminal, refiriéndose al inconfundible centro de información de la estación. Su ubicación es perfectamente visible, ya que se encuentra en la galería principal.
El interior de la edificación tiene espacios enormes y majestuosos, donde abundan el mármol y los detalles decorativos de gran belleza. El famoso techo abovedado tiene pintadas en pan de oro las 12 constelaciones del zodíaco. La restauración hecha en la década de 1990 le devolvió al techo su esplendor original.
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