Las empresas tienen la responsabilidad social de darles capacitación nueva a sus empleados
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No es ningún secreto que la era de la automatización no solo está en camino, sino que ya está aquí. El año pasado, el Foro Económico Mundial calculó que 1,4 millones de personas perderían su empleo para 2026 como resultado del cambio tecnológico y más del 70 por ciento de esas pérdidas de empleo ocurrirán debido a que ciertos tipos de empleo dejarán de existir.
Creo que el poder de crear impacto y cambios inmediatos radica en las empresas. Estas ya están implementando programas de responsabilidad social corporativa para retribuir a sus comunidades y tener un impacto positivo. Ahora deben emplear estas iniciativas para unirse a la lucha contra la disparidad y la desigualdad económicas al salvaguardar el futuro de la fuerza laboral.
A lo largo de la historia, una mayor escolaridad ha tenido un impacto positivo tanto en el potencial promedio de ingresos como en la tasa de desempleo, y los datos comprueban que los empleados no solo están dispuestos a aceptar la ayuda, sino que esta sería un punto de inflexión para ellos. Según el Informe del Aprendizaje de la Fuerza Laboral de LinkedIn de 2019, el 94 por ciento de los empleados permanecerían en una empresa más tiempo si esta sencillamente invirtiera en capacitarlos.
Las personas escépticas deben analizar a las empresas que ya estén combatiendo el déficit de habilidades mediante la inversión en oportunidades de capacitación. Por ejemplo, el programa de Elección de Carrera de Amazon paga hasta el 95 por ciento de la colegiatura y los gastos destinados a obtener un título o diploma profesional en campos de estudio certificados, con el objetivo de aumentar las habilidades establecidas y hacer posible que los beneficiarios soliciten empleos de mayor demanda. Hasta ahora, más de 10.000 empleados han participado en esta iniciativa.
Es una exigencia moral y económica que las empresas ayuden a proteger el futuro de la fuerza laboral. Esto significa concentrarse en eliminar las barreras más grandes, tiempo, costo y ubicación, para alcanzar una formación de alta calidad en áreas de demanda.
Al considerar la capacitación y el desarrollo como una iniciativa de responsabilidad social corporativa e invertir en vías flexibles que faciliten que las personas accedan a un aprendizaje permanente, las empresas pueden ganar la guerra de las aptitudes mientras que también invierten en sus comunidades locales.
Harvard