Europa se protege del apetito inversor extranjero en medio del COVID-19
Toda Europa, debilitada por la epidemia, está tratando de establecer parapetos ante las pretensiones de compra de empresas estratégicas por parte de grupos extranjeros en busca de buenos negocios.
La Comisión Europa acaba de exhortar a los 27 países de la UE a que se «protejan» ante esta amenaza.
Un mecanismo europeo adoptado en abril de 2019 ya preveía vigilar mejor este tipo de inversiones por lo que su transposición a la legislaciones nacionales reviste ahora carácter de urgencia.
Europa «quiere impedir que empresas de importancia estratégica, dotadas de tecnología clave o importantes para la economía nacional, y cuya valoración está actualmente baja, sean compradas», explica a la AFP Ulrich Wolff, abogado asociado del bufete Linklaters en Fráncfort.
Alemania se adelantó y quiere verificar en el futuro si un proyecto de compra por un actor extranjero en un sector sensible tiene consecuencias en su territorio, pero también en otros países de la UE, según un proyecto de ley adoptado a principios de abril.
La primera economía de Europa también ha introducido una regla de «gun jumping» que, al igual que un corredor es sancionado por salir antes del pistoletazo, prohíbe a los compradores y vendedores iniciar cualquier transferencia de activos «antes de que los ministerios correspondientes hayan dado su luz verde», dice Wolff.
Francia ha reducido del 33 a 25% el techo a partir del cual un dosier de adquisición debe ser sometido a la autorización del Estado. Alemania lo había rebajado al 10% en 2018. Y se han agregado dos nuevos sectores, la seguridad alimentaria y la prensa, a los que ya había como estratégicos.
París también quiere proteger a sus empresas de los actores basados en la Unión Europea en caso de que la adquisición sea mayoritaria. En este sentido, Berlín no ha ido tan lejos.
España ha legislado dos veces en marzo para mejorar la vigilancia de movimientos de capitales procedentes del extranjero e Italia anunció a principios de abril que quiere extender el mecanismo de «golden power», en vigor desde 2012. Este mecanismo otorga al ejecutivo poderes de control en nuevos sectores considerados como estratégicos junto con los tradicionales como son la defensa o las telecomunicaciones.
Ahora también están sometidos a dicho mecanismo «las finanzas, los seguros, la energía, el transporte, el agua, la salud, la seguridad alimentaria, la inteligencia artificial y la robótica», anunció el jefe del gobierno italiano Giuseppe Conte.
La UE tendrá que desconfiar de «países como China, que operan de manera diferente sobre el plan económico y que no son socios en política de seguridad», explica a la AFP Mikko Huotari, director de Merics, un instituto berlinés especializado en China.
Aunque las inversiones chinas en la UE han disminuido globalmente en los tres últimos años, «se mantiene el interés por el acceso estratégico a las tecnologías», dice.
El conglomerado chino Citic acaba de aumentar su participación del 30 al 57% en Meda, uno de los principales grupos de prensa checos.
China no es el único país con interés en invertir en Europa. La acción del grupo Nokia se disparó recientemente por los rumores de que un grupo saudí iba a lanzar una OPA.
Según el diario Financial Times, fondos soberanos del Golfo, entre ellos el Fondo de Inversión público de Arabia Saudí y el Mubadala de Abu Dabi, están a la caza de gangas en los sectores de la salud, las tecnologías y la logística.