El yin y el yang de la innovación
Harvard Business Review, 10:25 AM.- Conforme llega a su fin la era de China como fábrica de bajo costo del mundo, la innovación ahora es el elemento más importante en la estrategia de desarrollo del Estado.
China se presenta a sí misma como un experimento único sobre el poder del Estado para ayudar a que la economía se vuelva más innovadora. Sin embargo, nuestro análisis sugiere que los resultados hasta ahora han sido variados. El papel más importante del Estado ha sido incrementar el “lado de los insumos”, agresivamente. En 2015, la participación de China en la investigación mundial y el gasto en desarrollo (del 20 por ciento) estaba bien por arriba de la de Japón (9 por ciento) o de Alemania (6 por ciento), y solo fue superada por Estados Unidos (26 por ciento).
El historial de China en el “lado de la producción” ha sido mucho menos impresionante. De 2010 hasta 2015, el porcentaje de patentes de origen chino sobre todas las patentes otorgadas por la Oficina de Patentes y Marcas Registradas de Estados Unidos (USPTO, por su sigla en inglés) fue solo 2.2 por ciento. Durante el mismo período, la participación de las patentes otorgadas por USPTO para inventos originados en Japón, Alemania y Corea del Sur fue 18.8 por ciento, 5.5 por ciento y 5.5 por ciento, respectivamente.
Algunas de las políticas del gobierno, ostensiblemente diseñadas para ayudar a China a convertirse en un gigante de la innovación, son en sí mismas un gran impedimento.
Primero, el grueso de los fondos públicos chinos para investigación y desarrollo se asigna sobre la base de conexiones políticas en lugar de mérito juzgado por paneles científicos independientes.
En segundo lugar, China gasta relativamente poco (solo 4 por ciento del total) en investigación básica, comparada con las economías de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico.
En tercer lugar, el gobierno confiere mucha más prioridad a la cantidad que a la calidad de las patentes. Desde 2010 hasta 2015, el número de solicitudes de patentes presentadas a la Oficina Estatal de Propiedad Intelectual se triplicó de 300,000 a más de 900,000. En cuarto lugar, “El Gran Cortafuego de China” dificulta a los investigadores chinos acceder a la información mundial. En quinto lugar, las empresas extranjeras sienten presión para transferir tecnología para ganar acceso al mercado en China y están en clara desventaja con respecto a las sentencias sobre propiedad intelectual en los tribunales del país.
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