«Efecto Lázaro», científicos buscan fórmula para la vida eterna
En la actualidad, por increíble que parezca, la delgada línea entre la vida y la muerte es desafiada por la ciencia. Los médicos que estudian este tipo de fenómeno lo denominan «Efecto Lázaro», en referencia a lo que se narra en el Evangelio de San Juan, en la Biblia. Y como ocurre en las Sagradas Escrituras, este fenómeno no siempre tiene una explicación posible.
Sam Parnia, científico graduado en el Reino Unido y doctorado en biología molecular, asegura haber encontrado la fórmula para resucitar a una persona que clínicamente ha sido declarada muerta y afirma que es posible resucitar a personas hasta siete horas después de morir. Uno de los casos más sorprendentes que experimentó el médico fue el estudiado por el doctor israelí Ben-David.
Los sucesos ocurrieron en el año 2001 cuando una paciente de 66 años estaba siendo operada y de repente sufrió una severa hemorragia interna que paró su corazón. Los médicos intentaron reanimarla durante más de veinte minutos sin éxito. Por tanto, llegado el momento desistieron de continuar y certificaron la muerte. Sin embargo, diez minutos después, su corazón comienza a latir de forma inesperada y, tal y como ocurriría en una instalación eléctrica, todas sus constantes vitales se estabilizan hasta la normalidad. «Si nos atenemos a los textos médicos, esta paciente debería haber tenido, en el mejor caso, secuelas irreversibles. Sin embargo, es dada de alta sin secuelas a los 13 días de su “muerte clínica”. Es más, a las cinco semanas la paciente ya realizaba una vida completamente normal y sin ningún tipo de alteración, pese a que su corazón estuvo diez minutos parado y su cerebro no recibió oxígeno», recalcó Parnia.
Parnia solicita a los médicos que instalen estas máquinas de oxigenación en los hospitales y ambulancias, y asegura que en Japón y Corea del Sur ya las utilizan.
El procedimiento de resurrección consiste en inyectar una sustancia de gel al cuerpo del fallecido. Misma que a través de catéteres llega a las arterias con lo cual se baja la temperatura corporal de 37º a 32º. Después se conecta a la persona a un oxigenador y esto activa la circulación y oxigenación de la sangre. Así la actividad metabólica de las células se reduce, evitando su muerte.
San Parnie asegura que esta tecnología permite resucitar a las personas hasta siete horas después que su corazón haya dejado de latir. Si implementamos bien este método, las personas pueden volver a la vida sin ningún daño cerebral”.
Explica que han estudiado la mente humana en el contexto de la muerte para entender si la conciencia se aniquila o continúa después de que la persona haya muerto; y la relación que tiene esto con lo que sucede dentro del cerebro en tiempo real.
Aunque la mayoría de los participantes reconoció que no podía recordar con claridad, un 39% pudo describir una “percepción de conciencia” y un pequeño porcentaje fue capaz de describir las conversaciones y situaciones de la habitación del hospital. Lo más relevante (e inquietante también) es que esos recuerdos han sido verificados por el personal que estaba presente en ese momento exacto, según Parnia.