¡Conoce el factor menos mencionado de la riqueza!
Las seis razones por las que el tiempo es tan importante como el dinero
Las finanzas se componen de dos elementos: el dinero y el tiempo. El dinero es el medio de intercambio por el que nos pasamos las mejores horas del día esforzados en actividades productivas. El tiempo, en cambio, lo consideramos un recurso abundante que simplemente pasa frente a nuestra vista sin ningún control, el cual no podemos cuantificar ni valorar con la misma exactitud con la que asignamos valor a un billete.
Sin embargo, ese tiempo que pasa por encima de nuestro hombro, bien utilizado, cuenta con una relevancia incalculable (literalmente) a la hora de construir nuestra prosperidad financiera y personal. Junto con el dinero y las propiedades, los 86,400 segundos que tiene un día cuentan para edificar una mejor versión de ti en el aspecto financiero. Acompáñame para que veamos cómo.
Tu formación cuesta tiempo
La disponibilidad de tiempo es el factor principal en la formación continua. Si bien es cierto que el dinero paga las matrículas de diplomados y maestrías, son las horas libres las que nos permiten cumplir con los deberes que trae el proceso de aprendizaje.
Cuando me apunté a mi segunda maestría (sobre seguridad nacional) alguien me dijo que eso me iba a tomar mucho tiempo, 18 meses “prácticamente sin vida social”. Si bien es cierto que costó sacrificio, 18 meses después disfrutaba de la graduación. Los mismos 18 meses que invertí pasaron tanto para él como para mí, la diferencia es qué hicimos en y con ese lapso de tiempo.
Otro factor de formación continua es la buena lectura. Independientemente de que los best seller no son tan baratos, es la disponibilidad de tiempo para sentarnos y pasar páginas para la izquiera el mayor reto para desarrollar un hábito constante de consumo del conocimiento.
Tú salud sale del reloj
Suponiendo que tienes un plan aceptable de cobertura de servicios de salud, buscar atención médica especializada conlleva una de las mayores inversiones en tiempo. Esperar por el galeno, hacer turnos para tomarnos muestras de exámenes clínicos y regresar a concluir el proceso son “molestias” por las que tenemos que pasar si queremos vivir más y mejor.
Hacer ejercicio es otro elemento importante que a veces se sacrifica en el altar de lo urgente. Y su mayor costo se calcula en tiempo.
A mayor tiempo mayor riesgo
A la hora de invertir, mientras más tiempo tarda en completarse la inversión, mayor riesgo hay de que las cosas no salgan como esperamos. Por eso los instrumentos de inversión que tardan más tiempo por lo general pagan una mayor cantidad de intereses.
Por ejemplo, puedes comprarle bonos a una empresa a cinco o a 10 años. Digamos que a cinco años el interés que piensa pagar esa compañía es el 10.88 % anual. Si esa misma oferta financiera se extendiera a 10 años, probablemente necesitaría pagar un 14 % anual para que los compradores de bonos asuman el riesgo. Esto, porque mientras más tarda el costo del bono en devolverse, más probabilidades hay de que ocurran adversidades en el camino que impidan a una compañía honrar sus deudas.
A menor tiempo mejor deuda
Si tomas un crédito, mientras más rápido lo pagues te costará menos en intereses y te expondrás menos a que algo ocurra que te impida cumplir con tu compromiso. Es que la lógica del punto anterior también aplica al banco cuando te hace un préstamo, mientras más tiempo tarda la deuda en pagarse, más riesgo asume la institución bancaria con su deudor.
La paciencia vence al mercado bursátil
Todos los expertos coinciden en que quienes quieren enriquecerse rápido en el mercado de valores van por lana y terminan trasquilados. Si participas en algún mercado accionario que cotiza a diario y vendes cuando todo el mundo vende, para comprar cuando todo el mundo compra, eres parte de un juego de suma cero, donde otros son los que ganan con tu afán.
La paciencia, en cambio, es lo que le permite a los buenos traders analizar las distintas situaciones e instrumentos financieros, para saber qué comprar y retener en el tiempo, con fines de obtener beneficios a un plazo no tan instantáneo.
Las cosas buenas cuestan
En la vida, lo bueno cuesta, ya sea dinero, tiempo, o ambas cosas. Bueno y rápido no es barato; barato y rápido no puede ser bueno; bueno y barato no puede ser rápido. Desconfía de todo el que te quiera vender la fórmula del agua en polvo.
Carlos Arturo Guisarre