Ralentización pone a prueba a la economía mundial
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Muchos países aún sufren las consecuencias de la última gran crisis que sufrió la economía mundial en 2008. En ese momento el colapso de la llamada burbuja inmobiliaria en Estados Unidos terminó por desatar la llamada crisis de las hipotecas subprime que contagió al sistema financiero internacional, afectando los niveles de liquidez y derrumbando los principales mercados bursátiles del mundo.
Hoy, apenas once años después, organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) advierten que el mundo se enfrenta a una situación de ralentización económica «sincronizada», que es consecuencia de varios factores como las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos y las incertidumbres derivadas por acontecimientos como el brexit fallido.
Sobre este tema, la nueva directora gerente del FMI, la búlgara Kristalina Georgieva, ya dejó claro que el crecimiento global está previsto en solo un 3% en 2019, el porcentaje más lento en una década, y recordó que el crecimiento del 90% del PIB mundial se ralentizó en el último año, algo que contrasta con el avance del 75 % de las economías hace dos años..
Además indicó que de continuar la guerra comercial entre China y Estados Unidos las pérdidas estimadas para la economía global ascenderán a 700.000 millones de dólares hasta 2020, lo cual representa nada más y nada menos que el 0,8 % del PIB mundial.
Un terreno peligroso
Otro organismo que ha expresado su preocupación por la situación de la economía mundial es la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que desde hace varios meses viene haciendo un llamado a los líderes mundiales para que pongan punto final a este conflicto comercial que ha sido el causante de la ralentización, la cual según sus cálculos se verá reflejada en 2019 con los niveles de crecimiento más bajos desde la crisis de 2008-2009.
De hecho, la OCDE es un organismo que revisa sus datos y previsiones cuatro veces al año, y sus cálculos refieren que el crecimiento mundial en 2019 será del 2,9%, tres décimas por debajo de lo que preveía en mayo pasado y, de hacerse los ajustes necesarios, podría mantenerse estable en 3% para 2020.
Para esta institución, el crecimiento mundial de 2019 es el más débil desde la crisis financiera de 2008, cuando se situó en 2,9% antes de caer con una recesión del 0,5% al año después.
«Todos los riesgos que observamos nos llevan a un terreno peligroso para el crecimiento, pero también para el empleo», advirtió a los medios Laurence Boone, economista jefa de la OCDE, quien recomendó a los principales gobiernos del mundo que aumenten el gasto público para «salir de la trampa de un persistente crecimiento débil».
Por su parte, el economista y gurú Nouriel Roubini ya había referido en un artículo publicado en Project Syndicate, que la buena noticia de 2019 es que el riesgo de una recesión absoluta era bajo, pero que la mala noticia era que éste podría ser un año de desaceleración global sincronizada, en el que el crecimiento caerá por debajo de las proyecciones en la mayoría de las regiones, lo cual se comprueban en las estimaciones que han publicado los organismos multilaterales.
Advirtió además que si las incertidumbres se materializan, «la desaceleración sincronizada de 2019 podría llevar a un estancamiento global y a una fuerte desaceleración en 2020», año en el que desde ya numerosos economistas anticipan una nueva crisis económica mundial.
Consecuencias para el comercio
Para el FMI, las tensiones comerciales que se han vivido a lo largo de 2019 han terminado por debilitar sustancialmente la actividad manufacturera y de inversión en todo el mundo, por lo que existe un grave riesgo de que los servicios y el consumo pronto se vean afectados por la ralentización de la economía mundial.
Sobre este aspecto, la nueva directora de este organismo multilateral advirtió que los quiebres en el comercio internacional podrían derivar en cambios que duren toda una generación, y que no estarán exentos de cadenas de suministro rotas y sectores comerciales aislados.
David Rodríguez Andara