A un año del incendio, el COVID-19 detiene la reconstrucción de Notre Dame

El 15 de abril de 2019 la catedral de Notre Dame, quizá el templo católico más famoso del mundo, ardió. Durante horas, la catedral de 850 años de antigüedad estuvo en llamas hasta que colapsó el techo y su icónica aguja central.

El  COVID-19 detuvo , un año después del incendio, las obras de reconstrucción de la catedral de París hasta nueva orden por la pandemia.

El general Jean-Louis Georgelin, al frente de la reconstrucción, decidió  la suspensión temporal de los trabajos de restauración para garantizar las medidas de seguridad impuestas por el Gobierno para evitar el contagio de los trabajadores.

Se asegurará durante este tiempo indefinido la contención de la estructura pero las obras de restauración quedan en suspenso.

Pese a la voluntad del presidente francés, Emmanuel Macron, de reconstruir el lugar en cinco años, las obras de este primer año se han visto frenadas en varias ocasiones por distintos imprevistos, como la contaminación por plomo en los alrededores de la catedral, lo que obligó también a un parón de casi dos meses el pasado verano .

Fuente: Agencia EFE.

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BID pide a bancos centrales latinoamericanos tomar medidas no convencionales

El informe sostiene que el Producto Interno Bruto de la región sufrirá reducciones significativas en 2020, entre un 1.8% en un escenario moderado y un 5.5% en el más extremo, debido al impacto de la pandemia.

De acuerdo al banco, el daño económico se mantendrá durante los próximos dos años, a menos que los gobiernos de los 26 países de la región implementen programas enfocados para compensar los impactos. El reporte sostuvo que la región se verá muy afectada en términos de reducción del PIB.

La proyección de crecimiento para toda América Latina y el Caribe, que era del 2.1%, puede caer en un 2.1% entre 2020 y 2022, en el escenario más moderado, y hasta un 4.8% en el más crítico, de acuerdo al BID.

El BID sostuvo que los objetivos principales de las políticas macroeconómicas durante la pandemia deberían ser compensar a los trabajadores, especialmente los más vulnerables, para ayudar a las empresas a mantener el empleo y apoyar a los bancos para llevar a cabo operaciones que ayuden a la economía.

«Nuestra región sufrirá un shock económico de proporciones históricas», dijo Eric Parrado, economista jefe del BID, en un comunicado distribuido a la prensa.

«Los países deberían estar salvando vidas, garantizando la distancia social y proporcionando recursos adecuados para sus sectores de salud. Las intervenciones económicas complementarias y temporales pueden apoyar a la economía durante las cuarentenas parciales y organizadas».

Cómo comunicar en tiempos de COVID-19 : un reto para las empresas

El experto en comunicación añade que, durante estas fases críticas, este tema juega diferentes roles. «El primero es comunicar que el negocio no está operando en condiciones normales, es business not as usual, y el propósito de esto es dar certeza, tranquilidad e información a las diferentes audiencias. Y los mensajes que se manejan deben ser: primero para salvaguardar la integridad de los empleados, segundo de los clientes, y también qué medidas se están tomando para garantizar la continuidad del negocio».

En este sentido, las empresas comenzaron las primeras fases de la expansión del COVID-19 publicitando sus medidas de home office, de apoyo a los empleados y, en los casos de las llamadas actividades esenciales, de reconocimiento, admiración y esquemas de compensación hacia los colaboradores que tienen que ir todavía a sus centros de trabajo.

«El segundo rol de esta comunicación es el tema del cuidado de la salud. Las empresas utilizan sus productos para educar a los consumidores sobre cómo cuidar su salud y prevenir infecciones. Por ejemplo, hay un tutorial de Barbie para enseñarle a las niñas cómo lavarse las manos, cómo usar el gel y mantener las medidas de distanciamiento», explica Karam.

El ejecutivo señala el caso del operador de restaurantes Alsea, que el 19 de marzo publicó un evento relevante en la Bolsa  de Valores donde, entre otras acciones para protegerse de la crisis, anunciaba que estaba «ajustando a nuestro personal en todas nuestras marcas» y ofreciendo a los empleados «una ausencia de 30 días sin goce de sueldo». Como fue de las primeras firmas en informar de despidos, se ganó numerosas críticas en redes sociales, medios de comunicación e incluso de parte de Andrés Manuel López Obrador. «Alsea tuvo una comunicación muy clara con inversionistas, que desde el punto de vista financiero se veía bien, pero tuvo una respuesta poco favorable por parte de la autoridad, el gobierno y la opinión pública. Es un ejemplo de cómo en toda comunicación debes cuidar a las diferentes audiencias».

En términos generales, Karam dice que la comunicación en épocas de crisis debe cumplir dos requisitos. Por un lado, tiene que ser muy transparente. «Hay muchas dudas bien fundadas por parte de las empresas de que no quieren parecer oportunistas. Una recomendación que se les da es que ahora no es el momento para vender sus productos. Pero sí que visto que aquellas empresas que tienen una comunicación oportuna de ayuda, relevancia y empatía con la situación emocional que están viviendo la mayoría de las audiencias, son muy bien recibidas». Y por otro lado, hay que cuidar a todas las audiencias. «Tú puedes salir a decir con mucho orgullo que no estás parando operaciones, pero eso puede generar estrés e incertidumbre a tus propios empleados. Entonces, ¿cómo vas a garantizar su seguridad, cómo los vas a entusiasmar, qué les vas a decir?»

Fuente: CNN

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COVID-19 : La peor desaceleración económica desde la Gran Depresión

El mundo ha cambiado radicalmente. Un desastre insólito, una pandemia de coronavirus, ha provocado la pérdida de una cantidad trágicamente elevada de vidas humanas. A medida que los países han ido implantando las necesarias cuarentenas y prácticas de distanciamiento social para contener la pandemia, el mundo ha entrado en un Gran Confinamiento. La magnitud y la rapidez de la paralización de la actividad ha sido algo que nunca hemos experimentado en nuestras vidas.

Se trata de una crisis sin precedentes, y hay una considerable incertidumbre acerca de su impacto en las vidas y los medios de vida de las personas. Mucho depende de la epidemiología del virus, de la eficacia de las medidas de contención y del desarrollo de tratamientos y vacunas, todo lo cual es difícil de predecir. Además, muchos países ahora se enfrentan a crisis múltiples: una crisis sanitaria, otra financiera y un derrumbe de los precios de las materias primas, que interactúan de complejas maneras. Las autoridades están proporcionando un apoyo como nunca antes visto a hogares, empresas y mercados financieros, y si bien esto es crucial para que la recuperación sea vigorosa, reina una considerable incertidumbre acerca del panorama económico que surgirá una vez que salgamos de este confinamiento.

Bajo el supuesto de que en la mayoría de los países la pandemia y la contención necesaria llegarán a su punto máximo en el segundo trimestre y que se replegarán en el segundo semestre de este año, en la edición de abril de Perspectivas de la economía mundial se proyecta que el crecimiento mundial descenderá a -3% en 2020. Se trata de un recorte de 6,3 puntos porcentuales con respecto a enero de 2020, una revisión importante en un período muy corto. Así, el Gran Confinamiento se convierte en la peor recesión desde la Gran Depresión, dejando muy atrás a la crisis financiera mundial.

Suponiendo que la pandemia se disipa en el segundo semestre de 2020 y que las medidas de política adoptadas en todo el mundo sirven para evitar quiebras generalizadas de empresas, cuantiosas pérdidas de empleo y tensiones financieras sistémicas, la proyección es que el crecimiento mundial repuntará a 5,8% en 2021.

La recuperación en 2021 es solo parcial dado que se proyecta que el nivel de actividad económica permanezca por debajo del nivel que habíamos proyectado para 2021, antes de la llegada del virus. La pérdida acumulada del PIB mundial en 2020 y 2021 debida a la crisis de la pandemia podría rondar los USD 9 billones, cifra mayor a la que representan las economías de Alemania y Japón juntas.

Esta es una crisis verdaderamente mundial, de la que ningún país ha quedado a salvo. Los países cuyo crecimiento depende del turismo, los viajes, el hospedaje y el entretenimiento están experimentando perturbaciones particularmente graves. Las economías de mercados emergentes y en desarrollo enfrentan desafíos adicionales relacionados con las reversiones sin precedentes de los flujos de capital por un menor apetito de riesgo y con las presiones cambiarias, al tiempo que lidian con sistemas sanitarios más deficientes y un espacio fiscal más limitado para proporcionar apoyo. Además, varias economías entraron en esta crisis en un estado vulnerable, con crecimiento lento y niveles elevados de deuda.

Por primera vez desde la Gran Depresión, tanto las economías avanzadas como las de mercados emergentes y en desarrollo están en recesión. Para este año se proyecta que el crecimiento en las economías avanzadas se sitúe en -6,1%. Para las economías de mercados emergentes y en desarrollo cuyos niveles normales de crecimiento están muy por encima de los de las economías avanzadas también se proyectan tasas de crecimiento negativas de -1,0% en 2020, y de -2,2% si se excluye China. Se proyecta que el crecimiento per cápita se contraiga en más de 170 países. Y se prevé que tanto las economías avanzadas como las de mercados emergentes y en desarrollo experimenten una recuperación parcial en 2021.

Otros escenarios adversos

Lo descrito hasta ahora es el escenario base, pero dada la extrema incertidumbre acerca de la duración e intensidad de la crisis sanitaria, también consideramos otros escenarios más adversos. Es posible que la pandemia no ceda en el segundo semestre de este año, y que eso prolongue la contención, empeore las condiciones financieras y cause más trastornos en las cadenas mundiales de suministro. En tales casos, el PIB mundial se contraería aún más: un 3% adicional en 2020 si la pandemia se prolonga más este año; y si la pandemia continúa en 2021, podría contraerse un 8% adicional con respecto a nuestro escenario base.

Medidas de política excepcionales

Al contener la propagación de la COVID-19 mediante confinamientos se ayuda a los sistemas sanitarios a hacer frente a la enfermedad, lo cual a su vez permite la reanudación de la actividad económica. En este sentido, es falsa la disyuntiva de salvar vidas o preservar los medios de vida. Los países deben seguir destinando abundante gasto a sus sistemas sanitarios, realizando pruebas de detección generalizadas y absteniéndose de aplicar restricciones comerciales a los suministros médicos. Debe haber un esfuerzo mundial para garantizar que los países tanto ricos como pobres tengan acceso inmediato a las terapias y vacunas que se desarrollen.

Mientras la economía esté paralizada, las autoridades tendrán que garantizar que la gente pueda cubrir sus necesidades y que las empresas puedan reactivarse una vez que hayan pasado las fases agudas de la pandemia. Las sustanciales políticas fiscales, monetarias y financieras que ya muchas autoridades han adoptado de manera oportuna y focalizada —como garantías de crédito, servicios de liquidez, períodos de gracia para los préstamos, ampliaciones del seguro de desempleo, prestaciones reforzadas y exoneraciones fiscales— han sido un salvavidas para los hogares y las empresas. Este apoyo debe continuar durante la fase de contención a fin de reducir al mínimo las cicatrices persistentes que podrían dejar el repliegue de la inversión y las pérdidas de empleo durante esta severa desaceleración.

Las autoridades además tienen que elaborar planes para la recuperación. Conforme se levanten las medidas de contención, las políticas deben pasar rápidamente a apoyar la demanda, incentivar la contratación en las empresas y sanear los balances en los sectores privado y público a fin de contribuir a la recuperación. Un estímulo fiscal coordinado entre los países que disponen de espacio fiscal potenciará las ventajas para todas las economías. Es posible que las moratorias de los reembolsos de deuda y la reestructuración de la deuda deben continuar durante la fase de recuperación.

La cooperación multilateral es vital para la salud de la recuperación mundial. Para respaldar el gasto necesario en los países en desarrollo, los acreedores bilaterales y las instituciones financieras internacionales deben proporcionar financiamiento concesionario, donaciones y alivio de la deuda. La activación y el establecimiento de líneas de crédito recíproco (o de swap) entre los principales bancos centrales ha ayudado a aliviar la escasez de liquidez internacional, y son medidas que quizá deban expandirse a más economías. Se necesita un esfuerzo de colaboración para garantizar que el mundo no se desglobalice, de manera que la recuperación no se vea socavada por nuevas pérdidas de productividad.

En el Fondo Monetario Internacional estamos recurriendo activamente a nuestra capacidad de préstamo de USD 1 billón para apoyar a los países vulnerables, entre otras formas mediante financiamiento de emergencia con desembolsos rápidos y alivio de la deuda para los países miembros más pobres, y hacemos un llamamiento a los acreedores bilaterales oficiales para que hagan lo mismo.

Hay algunas señales esperanzadoras de que esta crisis sanitaria llegará a su fin. Los países están logrando contener el virus gracias a las prácticas de distanciamiento, las pruebas de detección y el rastreo de los contactos, al menos por ahora, y puede ser que los tratamientos y las vacunas se desarrollen más pronto de lo previsto.

Mientras tanto, la incertidumbre en cuanto a lo que vendrá después es enorme. En consonancia con la escala y la velocidad de la crisis, las respuestas de políticas a escala nacional e internacional tienen que ser contundentes, desplegadas con rapidez y recalibradas sin demora según se disponga de nuevos datos. La valiente actuación de médicos y enfermeros debe inspirar a las autoridades de todo el mundo a hacer lo propio, para que juntos podamos superar esta crisis.

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Banco Mundial: «Gobiernos van a terminar socializando» pérdidas, si la crisis se agrava

La crisis global por el coronavirus y la recesión que provocará en América Latina no tienen «precedentes», y si se agravan, los gobiernos deberán tomar «medidas extraordinarias» como recapitalizar bancos y empresas estratégicas y socializar pérdidas, declaró a la AFP el jefe del Banco Mundial (BM) para la región.

«Si las crisis son tan serias como pensamos que pueden ser, los gobiernos van a tener que tomar medidas muchas veces extraordinarias, si hay que recapitalizar bancos, si hay que apoyar empresas estratégicas, si hay que tomar deudas impagas, el gobierno va a terminar socializando muchas pérdidas», explicó en una entrevista con la AFP Martín Rama, economista jefe del BM para América Latina y el Caribe.

La entrevista se realizó en Washington por videoconferencia debido al distanciamiento social vigente, una de las medidas recomendadas para frenar la pandemia del COVID-19.

Con el frenazo de la actividad por la pandemia que tuvo epicentro en China y que generó estragos en la economía mundial, el BM pronostica que el PIB de América Latina y el Caribe (excluyendo Venezuela) se contraiga 4,6% en 2020.

Esta situación en América Latina adquiere características específicas por la informalidad del empleo, entre otros factores.

El virus detectado por primera vez en China en diciembre se transformó en una atroz pandemia que ha dejado cerca de 109.000 muertos en todo el mundo hasta la fecha.

«Mucha incertidumbre»

Rama cree que probablemente este bache sea «más profundo que la crisis financiera global de hace más de una década» en 2008.

«Y no es sólo la profundidad que es impactante, es la naturaleza de la crisis», dijo el economista uruguayo al explicar que en Latinoamérica antes hubo crisis porque caía la demanda mundial o porque las condiciones financieras internacionales cambiaban.

«En este caso además hay una crisis de la oferta cuando la gente no puede trabajar. Tenemos demanda, finanzas y oferta, todo al mismo tiempo», explicó, para acotar que esto hace difícil predecir grado de severidad del shock.

«También hay incertidumbre porque no sabemos como va a ser la salida de los periodos de cuarentena», opinó el experto.

«Transparencia»

En una región con recursos limitados, Rama destacó la importancia de la «transparencia».

«Es fundamental mantener la transparencia. El profesionalismo. Siempre en la economía hay búsqueda de rentas, hay favoritismos que tienen que ser evitados, para que los gobiernos puedan decidir rápido, para que la población pueda estar confiada de que esto era lo que había que hacer», indicó.

En una región donde las pequeñas y medianas empresas son una fuente de empleo muy importante, Rama planteó que una fórmula de ayuda económica puede ser «tener líneas de crédito e incentivar a bancos e intermediarios financieros para que provean la liquidez necesaria» a los comercios y negocios.

«Que sean los bancos que hagan de manera descentralizada la evaluación de qué empresas tienen realmente la capacidad de sobrevivir y por lo tanto hay que apoyarlas», señaló.

Para Rama, la crisis va afectar a las distintas regiones de América Latina de una forma muy diferente en función de la recuperación en los principales centros económicos, ya que hay países de la región que dependen mucho más del G7 de economías industrializadas y otros de China, donde ser originó la pandemia.

Nuevas tecnologías para medir la crisis

Rama dijo a la AFP que para tener un diagnóstico rápido de la actividad económica están utilizando nuevas tecnologías, en lugar de esperar datos más tradicionales como encuestas o reportes de cuentas nacionales.

Para el informe publicado el domingo se basaron en información satelital de la agencia espacial europea y de la NASA sobre emisiones de dioxido de nitrógeno, muy asociadas a la combustión de los vehículos y a la actividad de las fábricas.

También se valieron de datos de distintas aplicaciones que son indicadores de la actividad y de la movilidad de las personas.

«Hay respuestas por muchos lados, pero no sé si en toda América Latina tenemos una respuesta estratégica, comunicada claramente, coherente que de algún modo sirva como una especie de pacto social a cómo se responde a una crisis», concluyó.

Fuente: AFP

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Recorte “histórico” de la producción de petróleo mundial

La OPEP y sus socios productores acordaron  el “mayor recorte de la  producción  de la historia con la esperanza de hacer subir los precios del petróleo en plena pandemia de coronavirus y pese a las tensiones entre Moscú y Riad. La reunión concluyó con un consenso de productores de la OPEP+ sobre el recorte de la producción a partir de mayo.

“El gran acuerdo petrolero con la OPEP está hecho. Esto salvará cientos de miles de empleos en el sector de la energía en Estados Unidos”, tuiteó Trump. “Me gustaría agradecer y felicitar al presidente (Vladimir) Putin, de Rusia, y al rey Salmán, de Arabia Saudí. Acabo de hablarles desde el Salón Oval. ¡Un gran acuerdo para todos!”.

Desde Moscú, el Kremlin también subrayó la “gran importancia” del acuerdo de los Países Productores de Petróleo (OPEP) y de sus socios, denominado OPEP+, destinado a sostener el descalabro de los precios y equilibrar el mercado.

Según un comunicado del Kremlin, Trump y Putin “subrayaron una vez más la gran importancia del acuerdo del formato ‘Opep+’ para recortar la producción de petróleo”.

Ambos mandatarios también sostuvieron una conversación telefónica con el rey saudí Salmán. Sus países son los principales productores de crudo del mundo.

La ministra mexicana de Energía, Rocío Nahle García,  saludó el acuerdo “unánime de los 23 países participantes” y habló de una reducción de “9.7 millones de barriles de petróleo” a partir de mayo.

Según Bjornar Tonhaugen, analista de Rystad Energy, “la OPEP+ logró hoy concluir un acuerdo histórico para realizar el mayor recorte de la producción de la historia”.

“Aunque los recortes de producción son inferiores a lo que necesitaba el mercado, lo peor se ha evitado por el momento” dijo su colega Magnus Nysveen.

La OPEP reanudó este domingo por videoconferencia la reunión que se inició el jueves con el cartel OPEP+ liderado por Rusia, segundo productor mundial.

Esta reunión fue posible después de que Riad y Moscú pusieran término a la guerra de precios que libran desde la última conferencia del grupo, el 6 de marzo en Viena, Austria, sede de la OPEP.

Los dos exportadores se vieron sorprendidos por la rapidez de la propagación del coronavirus, que golpeó de lleno la demanda de petróleo, en un momento en que ya había una oferta excedentaria.

“En mi opinión, las acciones [de Arabia Saudita, que aumentó su producción] fueron irracionales, pues un aumento en la extracción en pleno descenso de la demanda es algo irracional, también desde el punto de vista de la teoría económica”, había declarado el domingo el ministro ruso de Energía, Alexander Novak. Hace unos meses el precio del barril rondaba los 60 dólares y ahora está por debajo de los 21 dólares.

“Abismo”

Tras largas negociaciones, en la madrugada del viernes la OPEP y sus socios acordaron, con excepción de México, reducir en mayo y junio la producción mundial de crudo en unos 10 millones de barriles diarios, según la OPEP.

Mexico encontraba excesivo el esfuerzo que se le reclamaba –reducir su producción en 400.000 barriles diarios– en comparación con otros países y no dio su aprobación.

Rystad Energy duda no obstante de la capacidad de los productores a apoyar los precios pese al acuerdo. “Un recorte de 10 millones de barriles diarios en mayo y junio impedirá alcanzar los límites de almacenamiento y evitará que los precios caigan al abismo, pero no restaurará el equilibrio de mercado deseado”, estiman sus analistas.

Nueva disciplina fiscal en Latinoamérica después del COVID-19

«La pregunta clave es si el COVID-19 obligará a los economistas y gobiernos de América Latina, y en última instancia a los inversores globales, a repensar las normas sobre disciplina fiscal», dijo Thomaz Favaro, director de consultores políticos de Control Risks.

«¿Deberían los países subir la apuesta al gasto inicial para aliviar el dolor económico y ayudar a la recuperación? ¿O deberían seguir aplicando las viejas reglas fiscales? Los gobiernos pueden encontrar que es políticamente insostenible subir las apuestas por la austeridad», dijo.

Los economistas del banco francés BNP Paribas han elaborado un «índice de preparación relativa de COVID-19» que rastrea la preparación de 24 naciones de mercados emergentes para resistir el choque del coronavirus, en relación con sus pares.

El índice consta de cuatro subíndices que abarcaban, en términos generales, métricas sociales, sanitarias, financieras y económicas. A las cinco principales economías latinoamericanas les fue relativamente mal, con solo Chile en la mitad superior, aunque en el puesto 15 en general.

Con la excepción de Argentina, que se encuentra en tensas negociaciones con los acreedores para evitar el incumplimiento de su deuda internacional, todos los puntajes de atención médica fueron muy bajos.

Brasil y México también obtuvieron puntajes bajos en el ranking del índice social, mientras que Argentina, como era de esperar, obtuvo un puntaje bajo en su margen de maniobra financiera.

Según las mediciones tradicionales, las clasificaciones bajas muestran poco margen fiscal para hacer frente a la crisis y, de hecho, algunos encargados de formular políticas advierten que los inversionistas exigirán más equilibrio fiscal una vez que la crisis termine.

El secretario del Tesoro brasileño, Mansueto Almeida, dijo esta semana que sería un «error» dejar que las medidas de emergencia se conviertan en un gasto permanente, lo que, según él, podría poner a las finanzas públicas bajo una mayor presión a largo plazo.

«El precio del alivio a corto plazo bien podría ser un ajuste fiscal más rápido y profundo en el futuro, o dificultades financieras o de financiamiento», escribieron economistas de Goldman Sachs en una nota de investigación.

Pero otros dicen que las métricas ya débiles hacen insostenible el tipo de recortes abruptos a los beneficios de bienestar y servicios públicos que a menudo exigían las reglas financieras «ortodoxas» en el pasado.

FMI prevé la “peor caída” económica desde la Gran Depresión

La pandemia del coronavirus provocará «la peor caída económica desde la Gran Depresión» de 1929, estimó la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, quien advirtió además que países emergentes y pobres como los de Latinoamérica «corren un gran riesgo».

La jefa del Fondo Monetario Internacional (FMI) destacó que el mundo está confrontado a una «crisis sin igual».

Según el organismo con sede en Washington, 170 países de sus 189 miembros van a registrar una contracción de su ingreso per cápita este año. El pronóstico cambió desde hace tres meses, cuando el Fondo proyectaba crecimiento en 160 naciones.

Georgieva dijo que la economía mundial tendrá un comportamiento «marcadamente negativo» en 2020, sin dar estimaciones, en un discurso antes del inicio de las reuniones semestrales del organismo durante las cuales la entidad multilateral publicará sus previsiones anuales.

Este año la cita económica imperdible de la primavera boreal, donde el FMI y el Banco Mundial congregan a ministros, organizaciones multilaterales y altos ejecutivos del mundo financiero, también se vio perturbada por el coronavirus y será celebrada en un formato virtual.

«Todavía nos enfrentamos a un extraordinaria incertidumbre sobre la profundidad y la duración de la crisis», dijo Georgieva sobre las consecuencias de una pandemia que comenzó en diciembre en China y a dejado decenas de miles de muertos en el mundo.

La titular del FMI recordó que la capacidad de préstamo del organismo es un billón de dólares y que la entidad está respondiendo a llamados sin precedentes de financiamiento de emergencia.

Golpes a la región

Georgieva indicó que de la misma forma que la emergencia de salud golpea a las personas vulnerables con más fuerza, se espera que la crisis afecte en mayor medida a los países más pobres.

Indicó además que los países emergentes y pobres, en África, Latinoamérica y parte de Asia, enfrentan un «gran riesgo».

Según explicó, tienen menos recursos, con sistemas de salud más débiles, y además están peligrosamente expuestos a perturbaciones de la demanda y de la oferta, con un «drástico endurecimiento de las condiciones financieras».

Georgieva señaló que muchos de estos países «enfrentan el espantoso desafío de luchar contra el virus en ciudades densamente pobladas y en barrios marginales donde la distancia social» – que es una medida recomendada por las autoridades sanitarias para evitar el contagio – es una opción poco viable.

Impacto en los pobres

Por otra parte, «algunos (países) enfrentan la carga de una deuda insostenible», agregó.

La economista dijo que en los últimos dos meses la salida de capitales de los mercados emergentes fue de cerca de 100.000 millones de dólares. «Necesitan ayuda urgentemente», indicó.

Georgieva también sostuvo que en conjunto con el Banco Mundial están haciendo un llamado a que se suspenda el servicio de la deuda de los países más pobres del mundo con acreedores bilaterales oficiales.

El FMI tiene previsto publicar el martes próximo el informe completo con sus previsiones económicas.

Afrontar la crisis: Prioridades para la economía mundial

Por Kristalina Georgieva, Directora Gerente del FMI

Introducción: Una crisis sin precedentes

Me gustaría empezar hoy deseándoles a todos lo mejor, para su salud y seguridad, y las de sus familias, en estos tiempos difíciles.

Hoy nos enfrentamos a una crisis sin precedentes. La COVID-19 ha perturbado el orden social y económico a una velocidad fulgurante y a una escala que no hemos visto jamás. El virus está causando una trágica pérdida de vidas, y el confinamiento necesario para combatirlo ha afectado a miles de millones de personas. Lo que era normal hace apenas unas semanas: ir a la escuela, ir al trabajo, estar con la familia y los amigos, es ahora un riesgo enorme.

No me cabe duda de que superaremos este desafío. Nuestros médicos y enfermeros están luchando las 24 horas del día, a menudo arriesgando su vida para salvar la vida de otras personas. Nuestros científicos lograrán encontrar soluciones para escapar de las garras de la COVID. Hasta que llegue ese momento, debemos aunar la determinación de todos —las personas, los gobiernos, las empresas, los líderes comunitarios, los organismos internacionales— para actuar con decisión y unidos a fin de salvar vidas y preservar los medios de vida. Este es el momento para el cual se creó el FMI: estamos aquí para desplegar la fuerza de la comunidad internacional, de manera que podamos ayudar a proteger a los más vulnerables y revitalizar la economía.

Las medidas que adoptemos ahora determinarán el ritmo y la fortaleza de nuestra recuperación. Este será el interés central de los 189 países miembros del FMI cuando se reúnan la próxima semana en nuestras Reuniones de Primavera virtuales.

Es también el tema en que me voy a centrar hoy.

Dónde estamos: la situación de la economía mundial

Primero, echemos un vistazo a la situación en la que nos encontramos: Aún nos enfrentamos a una incertidumbre excepcional sobre la profundidad y duración de esta crisis.

Lo que ya está claro, sin embargo, es que el crecimiento mundial se tornará marcadamente negativo en 2020, como verán en nuestras Perspectivas de la economía mundial la próxima semana. De hecho, anticipamos las peores secuelas económicas desde la Gran Depresión.

Hace tan solo tres meses, esperábamos para 2020 un crecimiento positivo del ingreso per cápita en más de 160 de nuestros países miembros. Hoy, ese número ha dado un giro de 180º: ahora proyectamos que más de 170 países experimentarán un crecimiento negativo del ingreso per cápita este año.

Estas desalentadoras perspectivas conciernen tanto a las economías avanzadas como a las economías en desarrollo. Esta crisis no conoce fronteras. Ha afectado a todo el mundo.

Debido a las necesarias medidas de contención adoptadas para frenar la propagación del virus, la economía mundial se está viendo gravemente afectada. Esto es especialmente cierto en el caso del comercio minorista, la hostelería, el transporte y el turismo. En la mayoría de los países, la mayor parte de los trabajadores son autónomos o están empleados por pequeñas y medianas empresas. Estas empresas y trabajadores están especialmente expuestos.

Y, al igual que la crisis sanitaria afecta más duramente a la población vulnerable, se prevé que la crisis económica afecte con mayor dureza a los países más vulnerables.

Los países de mercados emergentes y de bajo ingreso —en África, América Latina y gran parte de Asia— enfrentan un alto riesgo. Dado que sus sistemas sanitarios son más débiles para empezar, muchos se enfrentan al terrible desafío de luchar contra el virus en ciudades densamente pobladas y barriadas asoladas por la pobreza, donde el distanciamiento social difícilmente es una opción. Con menos recursos para empezar, están gravemente expuestos a los shocks de demanda y de oferta, y al drástico endurecimiento de las condiciones financieras que se están produciendo, y algunos pueden enfrentar una carga de la deuda insostenible.

También están expuestos a una gran presión externa.

En los últimos dos meses, han salido de los mercados emergentes aproximadamente USD 100.000 millones de inversiones de cartera, monto más de tres veces mayor que en el mismo período de la crisis financiera mundial. Los exportadores de materias primas están sufriendo doblemente debido al colapso de los precios de las materias primas. Y se espera que las remesas —el sustento de tanta gente sin recursos— se reduzcan.

Estimamos que las necesidades brutas de financiamiento externo de los países de mercados emergentes y en desarrollo se elevan a billones de dólares, y estos países pueden cubrir solo una parte de ellas por sí solos, con lo cual el déficit de financiamiento es de cientos de miles de millones de dólares. Necesitan ayuda, urgentemente.

Las noticias alentadoras son que todos los gobiernos se han lanzado a actuar y, de hecho, ha habido una coordinación significativa. Nuestro Monitor Fiscal de la próxima semana mostrará que países de todo el mundo han adoptado medidas fiscales que ascienden a aproximadamente USD 8 billones. Además, el G-20 y otros países han adoptado medidas monetarias de enorme cuantía.

Muchas de las naciones más pobres están adoptando también valientes medidas fiscales y monetarias, al tiempo que luchan contra este shock fundamental para sus sistemas, y con mucha menos capacidad de acción que los países ricos.

Esta es una panorámica de la situación en que se encuentra hoy la economía mundial.

No cabe duda de que 2020 será extraordinariamente difícil. Si la pandemia se disipa en el segundo semestre del año —lo que permitiría un levantamiento gradual de las medidas de contención y la reapertura de la economía— nuestra hipótesis de base es que se producirá una recuperación parcial en 2021. Pero, de nuevo, subrayo que existe una tremenda incertidumbre en torno a las perspectivas:podrían empeorar en función de muchos factores variables, incluida la duración de la pandemia.

Y, lo que es fundamental, todo depende de las medidas de política que adoptemos ahora.

Qué debe hacerse: un plan de 4 puntos

El próximo tema que quiero abordar es la construcción del puente hacia la recuperación. Vemos cuatro prioridades:

  • Primero, continuar con las medidas de contención imprescindibles y respaldar los sistemas sanitarios. Algunos afirman que existe un conflicto entre salvar vidas y preservar los medios de vida. Yo digo que este dilema es falso. Dado que se trata de una crisis pandémica, es necesario derrotar al virus y proteger la salud de las personas para alcanzar la recuperación económica. Así pues, el mensaje es claro: dar prioridad al gasto sanitario para pruebas de detección y equipamiento médico, pagar a médicos y enfermeros y asegurar que los hospitales y las clínicas de campaña puedan funcionar. Para muchos países —en especial los de economías emergentes y en desarrollo— esto implica reasignar cautelosamente los recursos públicos limitados. También implica aumentar el flujo de recursos hacia estos países. Esto incluye el flujo de bienes vitales: debemos minimizar los trastornos en las cadenas de suministro y, con efecto inmediato, no aplicar controles a las exportaciones de suministros médicos y alimentos.
  • Segundo, proteger a las personas y empresas afectadas con medidas fiscales y para el sector financiero que sean amplias, oportunas y focalizadas. Esto depende de las circunstancias de cada país, pero incluyen aplazar el pago de impuestos, otorgar subsidios salariales y transferencias monetarias a los grupos más vulnerables; ampliar el seguro de desempleo y la asistencia social, y ajustar temporalmente las garantías de crédito y las condiciones de los préstamos. Algunas de estas medidas se han adoptado en la primera ola de apoyo de política económica. Muchos países ya están trabajando en una segunda ola de medidas. Es imperativo tender un salvavidas a los hogares y las empresas. Debemos evitar que las presiones de liquidez se transformen en problemas de solvencia y evitar cicatrices en la economía que dificulten mucho más la recuperación .

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  • Tercero, reducir la tensión del sistema financiero y evitar el contagio.Nuestro próximo Informe sobre la estabilidad financiera mundial analizará las distintas vulnerabilidades del sector financiero. Los bancos han acumulado más capital y liquidez en la última década, y su resiliencia se pondrá a prueba en este entorno en rápida evolución. El sistema financiero se enfrenta a presiones significativas, y el estímulo monetario y los mecanismos de suministro de liquidez desempeñan un papel indispensable. Muchos países han reducido las tasas de interés. Los principales bancos centrales han activado líneas de swap y han creado nuevas líneas para reducir la tensión en los mercados financieros. Aumentar la liquidez para un grupo más amplio de economías emergentes proporcionaría un mayor alivio. Lo que es muy importante, también aumentaría la confianza.
  • Cuarto, mientras avanzamos en esta fase de contención, debemos planificar la recuperación. También a este respecto debemos reducir al mínimo los posibles efectos de las cicatrices de la crisis tomando medidas de política ahora. Para ello es necesario analizar con cautela cuándo flexibilizar gradualmente las restricciones, sobre la base de evidencias claras de que la epidemia está retrocediendo. Cuando las medidas para estabilizar la economía se consoliden y las empresas comiencen a normalizarse, necesitaremos movernos con rapidez para impulsar la demanda. Será fundamental un estímulo fiscal coordinado. Donde la inflación siga siendo baja y esté bien anclada, debería mantenerse una política monetaria laxa. Quienes tengan más recursos y espacio de maniobra para la aplicación de políticas tendrán que hacer más; los otros, con recursos limitados, necesitarán más apoyo.

El FMI: Manos a la obra

Esto me lleva al papel del FMI.

Estamos trabajando 24 horas al día, 7 días a la semana, para apoyar a nuestros países miembros, con asesoramiento de política económica, asistencia técnica y recursos financieros:

— Tenemos una capacidad de préstamo de USD 1 billón y estamos poniendo estos recursos a disposición de nuestros países miembros.

— Estamos respondiendo a un número sin precedente de solicitudes de financiamiento de emergencia: de más de 90 países hasta ahora. El Directorio Ejecutivo acaba de acordar la duplicación del acceso a nuestros servicios de emergencia, lo que nos permitirá atender una demanda de financiamiento que se prevé será de aproximadamente USD 100.000 millones. Se han aprobado ya programas de préstamo en un tiempo récord —entre otros, para la República Kirguisa, Rwanda, Madagascar y Togo— y pronto seguirán muchos más.

— Estamos reconsiderando las herramientas de que disponemos para ver cuál es la mejor forma en que podríamos utilizar nuestras líneas de crédito precautorio para proporcionar mayor apoyo de liquidez, establecer una línea de liquidez de corto plazo, y contribuir a atender las necesidades de financiamiento de los países miembros mediante otras opciones, entre ellas el uso de DEG. Y en el caso de que no podamos otorgar préstamos porque la deuda de un país es insostenible, buscaremos soluciones que puedan desbloquear financiamiento crítico.

— Hemos modificado nuestro Fondo Fiduciario para Alivio y Contención de Catástrofes (FFACC) a fin de proporcionar alivio inmediato de la deuda a los países pobres de bajo ingreso afectados por la crisis, para que dispongan del margen necesario para gastos sanitarios urgentes en lugar de destinar recursos al reembolso de la deuda. Estamos trabajando con los donantes con el objetivo de incrementar el FFACC a USD 1.400 millones a fin de ampliar la duración del alivio de la deuda.

— Y junto con el Banco Mundial, estamos haciendo un llamamiento a favor de la suspensión de los pagos de servicio de la deuda de los países más pobres del mundo a los acreedores bilaterales oficiales.

Estoy orgullosa del personal del FMI, que ha redoblado esfuerzos para hacer frente a esta crisis. Y espero con gran interés los debates de la semana próxima, durante las Reuniones de Primavera, sobre todo lo que podemos seguir haciendo .

Conclusión: Una prueba para la humanidad

Quisiera concluir con una cita de Víctor Hugo, quien una vez dijo: “Los grandes peligros tienen esta belleza, que traen a la luz la fraternidad de extraños.”

Esta amenaza común nos une a todos, para que despleguemos las mayores fortalezas de la humanidad: la solidaridad, el coraje, la creatividad y la compasión. Aún no sabemos de qué manera cambiarán nuestras economías y nuestra forma de vida, pero sabemos que saldremos de esta crisis con mayor resiliencia.

Muchas gracias.

Departamento de Comunicaciones del FMI

Comercio mundial podría caer una tercera parte debido al coronavirus

El comercio mundial podría contraerse entre un 13% y un 32% en 2020, mucho más que en la crisis financiera de 2008, a causa de una recesión profunda derivada de la pandemia del nuevo coronavirus, estimó la Organización Mundial del Comercio (OMC).

«Millones de personas en el mundo ya han perdido su empleo y sus ingresos», alertó el director general de la OMC, Roberto Azevedo, durante una rueda de prensa virtual desde Ginebra.

«Ante la que podría ser la recesión más profunda o el revés económico más grave de nuestra existencia, debemos utilizar todos los motores potenciales de un crecimiento duradero para revertir la situación», agregó.

Ya sacudidos por las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos y la incertidumbre en torno al Brexit, los intercambios comerciales sufrirán una caída de «dos cifras» en «casi todas las regiones» del planeta, según la institución.

La corrección amenaza con ser especialmente severa en América del Norte y Asia, cuyas exportaciones podrían desplomarse más de un 40% y 36% respectivamente, ateniéndose a la hipótesis más pesimista de los economistas de la organización.

América Latina y Europa también sufrirían caídas superiores al 30%.

«Los gobiernos en el mundo entero pueden y deben sentar las bases de una recuperación enérgica e inclusiva(…). Si los países colaboran, veremos una recuperación mucho más rápida que si cada uno actúa por su cuenta», previno Roberto Azevedo.

La crisis del comercio será «probablemente» superior a la contracción del comercio causada por la crisis financiera mundial de 2008-2009″, advierte la OMC.

Si bien ambos episodios son «similares en ciertos aspectos», en particular en la intervención masiva de los gobiernos para apoyar a empresas y hogares, se diferencian por la naturaleza misma de la pandemia y de las medidas implantadas para contenerla.

«A causa de las restricciones que afectan a los desplazamientos y a la distancia social, ambas impuestas para frenar la propagación de la enfermedad, la oferta de mano de obra, los transportes y los viajes están directamente afectados», subraya la OMC.

«Sectores enteros de las economías nacionales han cerrado, como la hostelería, la restauración, el comercio minorista no esencial, el turismo y una parte importante de la actividad manufacturera», añade.

Las dos superpotencias del planeta, China -cuna de la pandemia- y Estados Unidos -su nuevo epicentro- inyectan e inyectarán miles de millones de dólares y de yuanes a sus economías para limitar el alcance de la depresión con repercusiones sociales imprevisibles: quiebra de empresas, deuda, desempleo.

Los principales motores de la economía europea están sufriendo igualmente: en Alemania, la economía se contraerá casi un 10% en el segundo semestre, por primera vez en la historia reciente, y en Francia habrá una recesión con una caída del PIB de alrededor del 6% en el primer semestre, el peor resultado trimestral desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

«El inevitable descenso del comercio y de la producción tendrá dolorosas consecuencias para los hogares y las empresas, aparte del sufrimiento humano causado por la propia enfermedad», destacó Azevedo.

No menos de 1.250 millones de trabajadores se verán directamente afectados por la crisis en todo el planeta, donde más de 4.000 millones de personas -la mitad de la humanidad- deben permanecer en sus casas a petición de las autoridades, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

«Las cifras son feas, no hay cómo negarlo. Con todo, una recuperación rápida y vigorosa es posible. Las decisiones que se adopten hoy determinará la configuración futura de las perspectivas de recuperación y crecimiento mundiales. Debemos sentar las bases de una recuperación fuerte, sostenida y socialmente inclusiva», estimó Roberto Azevedo.

En la proyección optimista de la OMC, es decir una contracción del comercio de alrededor del 13% en 2020, el volumen del comercio mundial aumentaría más del 21% en 2021. En su proyección más pesimista, que retiene una concentración superior al 30%, el repunte sería todavía mayor, susceptible de alcanzar el 24% y hasta el 36% en Asia.

Con todo, estas estimaciones están rodeadas de gran incertidumbre, reconoce la OMC, en función de la duración de la pandemia y de las medidas adoptadas para combatirla.

«La probabilidad de una recuperación fuerte es mayor si las empresas y los consumidores consideran la pandemia como un impacto temporal y puntual», puntualiza la OMC.

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