Lanzando rectas y curvas para proteger la economía de RD
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El pitcher Héctor Valdez Albizu sube al montículo el 30 de mayo. Observa muy bien que la inflación está lista para batear. Debe controlarla para que no vaya a golpear muy duro la bola de la masa monetaria y la eleve tanto que la saque de home run y el pitcher y sus jardineros se queden viéndola subir y subir. Valdez le lanza una poderosa curva de RD$29 mil millones liberados del encaje legal, para que la banca financie exportaciones, manufactura, agro, compra de vivienda, comercio y consumo.
Para que el catcher de la economía atrape la bola, hay una condición: los préstamos serán a tasas fijas de hasta 9 % anual y con plazo de seis años. El objetivo es que la economía reciba ese buen lanzamiento, haciéndole strike a la inflación. Para los bancos que están en la tribuna, significa la buena noticia de que el encaje legal baja a 11.1 %.
El pitcher explica que el crédito al sector privado ha desacelerado su expansión y su lanzamiento busca dinamizar el crédito y, por consiguiente, que la economía crezca más, todo ello siempre que la inflación no pueda golpear la bola.
La responsabilidad fundamental que tiene el Banco Central es la de evitar que la inflación se dispare, porque no hay peor impuesto que el alza continua de los costos de los productos básicos. Fácil de decirlo, pero para ese objetivo, hay que vigilar que la masa monetaria no se desborde porque presionaría los precios, por lo cual es preciso vigilar que los créditos no crezcan desmesuradamente, pero al tiempo estimularlos porque son la base del crecimiento de la actividad empresarial. Y todo eso además con el problema de vigilar que la tasa de cambio del dólar no se enloquezca porque haría subir los precios, al encarecer las importaciones.
Vuelve el pitcher al montículo el 30 de junio y lanza una recta con una nueva liberación de encaje por RD$5,155 millones adicionales, para préstamos para construcción de vivienda. Busca que se cree empleo y se dinamice la actividad comercial. Estos préstamos se otorgarán a 9 % anual y a dos años.
Pero el pitcher considera que no es suficiente, porque nota una desaceleración de la inversión privada. Lanza entonces otra bola de poder: reduce la tasa de interés de política monetaria de 5.5 % a 5 % anual, para irrigar más dinero a la economía e inyectarle más dinamismo. Aprovecha para ello que el bateador inflación está controlado en 1.4 % anual.
El bateador no logra conectar y la inflación del primer semestre baja a 1.17 %. Y como la tasa de cambio sigue tranquila, Valdez lanza el 31 de julio una recta con una nueva rebaja de la tasa de política monetaria a 4.75 % anual.
No descansa el pitcher. Hay que dinamizar la economía. Y en seguida lanza una curva de flexibilización para que los dineros liberados del encaje también financien construcción de proyectos de vivienda, sin importar su precio de venta final.
Para agosto, el pitcher vuelve al ataque, autorizando a las asociaciones para utilizar en préstamos para construcción y compra de vivienda, los recursos aún no desembolsados a comercio y consumo y que suman RD$3,600 millones.
Ni a la inflación, ni a la tasa de cambio se les puede permitir que beteen de hit
Como los lanzamientos de tasas no los logra descifrar la inflación, que al cierre de julio es de 1.64 %, Valdez decide que insistirá con ese tipo de lanzamiento. El 30 de agosto hace un nuevo strike, con una rebaja de 4.75 % al 4.5% anual. Tomó esa decisión porque el entorno era de incertidumbre, en lo internacional por el impacto de la guerra comercial EE.UU–China, y en lo nacional por el proceso preelectoral y su impacto en las expectativas.
Además, desde la tribuna recibe una buena noticia: las medidas tomadas ya han comenzado a dinamizar el crédito.
El Banco Central señala que al cierre de agosto se percibe que la economía está reaccionando y que el crédito privado suma en ese período RD$55,700 millones. La nueva rebaja de la tasa persigue que su efecto se una al de la liberación de encajes para que haya más inversión y consumo y se impulse la demanda interna.
Pero como resultado del entorno internacional y de la revaluación del dólar en su guerra con los chinos, aumenta la demanda por la divisa estadounidense en toda Latinoamérica y a nivel local ocurre otro tanto, acelerando la devaluación del peso.
Banco Central reduce su tasa de política monetaria a 4.50 % anual
No está dispuesto a permitir eso el pitcher Valdez y sale de nuevo al diamante, el 14 de septiembre, para lanzar una rapidísima bola que la tasa de cambio no puede batear y que contiene US$100 millones que salen a la economía para frenar la tendencia alcista de la cotización del dólar. “La estabilidad del mercado de divisas no es negociable”, advierte el lanzador.
La política monetaria no se modifica, sino que se vuelve “más activa”, como la califica el propio Valdez, y que se manifiesta en la combinación de menor tasa de interés de política monetaria, con liberación de recursos del encaje legal.
Y para mantener esa alta actividad, el pitcher vuelve a lanzar cinco días más tarde. Esta vez es una veloz recta que permite que los recursos liberados del encaje se puedan colocar para vivienda nueva o usada y tanto a constructores como a personas físicas, buscando que los dineros fluyan a mayor velocidad en la economía.
Tras intensos innings de un juego difícil, el pitcher deja que su brazo descanse y lanza al final de septiembre un bola suave que ya no rebaja más la tasa de política monetaria en 4.5 %, porque la inflación ha subido un poco hasta 1.99 % anual, pero tampoco la sube porque persisten factores de incertidumbre internacional.
El juego no ha terminado y el pitcher no se puede descuidar. La marcha de la economía en los últimos meses del año le indicarán a él, y a los dominicanos, si su estrategia fue la adecuada en 2019, para evitar las desagradables sorpresas de una superinflación y una superdevaluación.
Por Antonio Trujillo