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Un sueño, una empresa, un ideal alcanzado…
Ozeano Swimwear es una empresa de bañadores (trajes de baño) únicos y exclusivos que al mismo tiempo son “eco-friendly”. Esta es la primera, y hasta ahora la única, compañía del país dedicada a confeccionar trajes de baños de moda con tela producida de material ecológico. La empresa fue fundada en noviembre del 2015, siendo su fundadora Shaina Alonzo; esta se inspiró en su amor y pasión por el océano, el surf y sus experiencias en diferentes viajes. Además, uno de los toques distintivos de estos bañadores es que transmiten la marca de manera divertida utilizando la mezcla de detalles, diseños contemporáneos y el toque caribeño. Comenzaron vendiendo a través de las redes sociales, vía Instagram específicamente.
Para el 2017, llega a la familia Ozeano Raquel Díaz, añadiéndole a la marca una mentalidad emprendedora orientada a satisfacer cada vez más a los consumidores con nuevas tendencias de moda en los trajes de baños. En cada una de sus colecciones, Ozeano da a conocer una nueva historia basada en una experiencia o aventura, plasmando en sus diseños la combinación de una mujer libre, aventurera y los caminos sin fronteras.
Al principio, el objetivo de la empresa era hacer trajes de baño para chicas deportistas, aquellas que practican el “surf”. La intención era aprovechar un nicho de mercado que en el país no había sido explotado del todo, y del que no se prestaba mucha atención. Por lo que, con parte de los ahorros, unos US$2,000 aproximadamente, Alonzo invierte en telas y contrata costureras para crear 20 piezas de traje de baño femenino. Logrando así, dar el primer paso para convertirse en lo que es hoy.
Además, tienen una alianza estratégica con Reef Check RD. Ozeano, por ser amantes del océano y la naturaleza, se comprometió totalmente a crear conciencia y a hacer posible la preservación y el cuidado del medioambiente. Esta alianza establece que, por cada traje de baño vendido en línea, Ozeano donará un porcentaje de los beneficios a esta fundación sin fines de lucro, la cual trabaja de manera constante para lograr la conservación, manejo y recuperación de los ecosistemas marinos.
Cabe destacar que con la última colección de este año (2019) han implementado algo sumamente innovador; los trajes de baño están hechos con botellas de plástico recicladas. En búsqueda de hacer algo diferente y de “verse más involucradas” (según expresó Shaina en una entrevista) con el medioambiente, decidieron arriesgarse a implementar esta maravillosa táctica. El proceso consiste en lo siguiente: “se toman las botellas plásticas, ya esto pasa por un proceso de trituración que vuelve las botellas en pequeñas partículas, este a su vez pasa a otra maquinaria que va uniendo estas partículas y entonces va formando el hilo; hilo por hilo, hasta que se forma la yarda completa de tela” (Shaina Alonzo, 2019). Sin embargo, es importante destacar que en el país no se encuentra ese tipo de maquinarias con la que se realiza ese proceso, por lo que lo hacen en el exterior. Siendo este un proceso más costoso que el gestionado para la creación de traje de baños normales pero que era algo realmente muy significativo con respecto al nuevo rumbo que la empresa tenía por perseguir.
Para hacer una pieza entera se necesitan alrededor de siete botellas de plástico recicladas, es decir, aquellas que se usan para envasar agua (500 ml). Se especifica que no compran plásticos, sino que utilizan las botellas que ya fueron desechadas. Además, Se indica que, los trajes de baños ecológicos tienen un precio de venta de RD$3,800 hasta RD$4,200. Los trajes de baños de tela normal tienen un costo de RD$3,400 y RD$3,800 si son mangas largas. La emprendedora Shaina Alonzo explica que, debido al éxito de la empresa, han tenido que aumentar la producción. Por lo que, expresa que están haciendo por cada colección alrededor de 200 trajes de baños y que la misma sale cada seis meses. Así como que se producen aproximadamente 400 trajes de baño al año.
La Industria de Bañadores de la Rep. Dom.
Diseños, colores, estilos, cortes y texturas son términos que se la juegan para hacer de cada traje de baño la pieza perfecta para cada amante de un buen chapuzón y un poco de sol.
De acuerdo a Herrera (2016), la apariencia no tiene porqué desvanecerse cuando se trata de darse un baño en la playa, piscina o el río. Lucir de punta en blanco es lo que corresponde a toda mujer que dentro o fuera del agua hace honor a su imagen. Siempre recordando que no es la ropa sino la percha que lo luce quien destaca más.
Hoy día no es suficiente con tener un solo bañador para toda ocasión. La moda impone que se tengan opciones que hagan justicia al tipo de balneario al que se acudirá. La elegancia de un traje de baño debe sacarse a flote para lucirla en una piscina o playa de esos complejos turísticos de lujo como los que abundan en República Dominicana. Quedan reservados para los ríos, esos que se distinguen por su discreción, aunque sin desmeritar su atractivo.
Según CentralAmericaData (2018), para el 2025, el consumo global de artículos de moda pasará del nivel actual de 1,7 billones de dólares a 2,6 billones de dólares. Esto significa 900,000 millones de dólares adicionales en los próximos diez años, lo que representa una gran oportunidad de negocio. Según este diagnóstico, el pueblo dominicano tiene una tendencia a confeccionar y consumir la moda, por esto ha tenido tanto éxito esta industria, y seguirá en aumento.
Dentro de la industria de los trajes de baño, se encuentran empresas como: Ondademar, D Kalaff Swim & Sport, Carib Wind Santo Domingo, entre otras. Estas empresas, junto a Ozeano Swimwear, ofertan prendas de vestir, específicamente bañadores, para aquellas personas que disfrutan de un día en la playa o en la piscina.
+ Coconat Swimwear: Fundada en el año 2013, con la idea de brindar productos que reflejen feminidad, seguridad y belleza. Una de las empresas más fuertes en este sector del mercado, cuanta con un bien elaborado sitio web a través de cual los consumidores pueden ordenar cualquier traje de baño y pagar online. Al mismo tiempo, cuentan con toda una colección de monokinis que promocionan utilizando sus redes sociales y su portal virtual. Cuenta con una sucursal en el Distrito Nacional, en Bella Vista.
+ Salitre Swimwear: Fundada en el año 2012 por Rubenny García. Según el Nuevo Diario (2018) inicio con la venta de sus prendas online, siendo reconocida a nivel internacional por revistas como British Vogue de Inglaterra, con más de 35 colecciones en su haber, varias de estas con incidencias internacionales, líneas infantiles y fabricaciones para tiendas por departamentos como La Sirena, entre otros. Cuentan con una sucursal en el Distrito Nacional, en la calle Max Henríquez Ureña.
+ Acuario trajes de baño: Acuario Swimwear fue creado en el año 2015, sin embargo, no cuentan con una presencia en las redes tan firme como la mayoría de las empresas de esta industria, a pesar de tener la misma opción de compra online. Además, cuenta con una sucursal en el Distrito Nacional, en la Avenida Rómulo Betancourt.
¿Cómo un descubrimiento que beneficia al medio ambiente puede afectar a una empresa que tiene el mismo propósito?
El reciclaje de botellas de plástico ha sido una alternativa sumamente importante en lo que preservar el medioambiente se refiere, reciclar estas ayuda a limpiar los ecosistemas eliminando este tipo de desecho sólido, su reutilización representa una oportunidad de innovación para las empresas (como es el caso de Ozeano con sus trajes de baño a base de botellas de plástico recicladas) y ayuda a revertir los efectos negativos de la contaminación con eficacia ya que el plástico no es biodegradable; por el contrario, una botella de plástico puede tardar hasta mil años en desaparecer. Entonces, ¿qué mejor manera de ayudar al medioambiente que reciclando este elemento que es tan dañino?
Sin embargo, en 2016 un equipo científico japonés descubrió una bacteria capaz de descomponer la molécula del tereftalato de polietileno (PET), un tipo de plástico muy usado en la fabricación de botellas que resulta ser el mismo material que Ozeano utiliza como insumo para su producción. No obstante, no fue hasta el año 2018 que unos investigadores de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido) y del Departamento de Energía de Estados Unidos modificaron la enzima producida por la bacteria, resultando de ello una nueva molécula capaz de descomponer el plástico incluso mejor de lo que hacía el organismo unicelular.
Aunque este descubrimiento resulte ser positivo para el planeta, ayudando a reducir significativamente la huella ecológica, es algo sumamente perjudicial para la empresa Ozeano Swimwear. Ha sido mencionado varias veces por la fundadora Shaina Alonzo, que la visión de Ozeano es contribuir con la mejoría del medioambiente, más específicamente de los océanos. Entonces, si la visión principal de la empresa es cuidar los océanos al reutilizar las botellas de plástico como materia prima para su proceso de producción, esta bacteria estaría quitándole su principal insumo, provocando que no solo se vea afectada su ventaja competitiva, sino que también se vea comprometida la razón por la cual ella creó la empresa.
El reciclaje de botellas de plástico ha sido una alternativa sumamente importante en lo que preservar el medioambiente se refiere, reciclar estas ayuda a limpiar los ecosistemas eliminando este tipo de desecho sólido, su reutilización representa una oportunidad de innovación para las empresas (como es el caso de Ozeano con sus trajes de baño a base de botellas de plástico recicladas) y ayuda a revertir los efectos negativos de la contaminación con eficacia ya que el plástico no es biodegradable; por el contrario, una botella de plástico puede tardar hasta mil años en desaparecer. Entonces, ¿qué mejor manera de ayudar al medioambiente que reciclando este elemento que es tan dañino?
Sin embargo, en 2016 un equipo científico japonés descubrió una bacteria capaz de descomponer la molécula del tereftalato de polietileno (PET), un tipo de plástico muy usado en la fabricación de botellas que resulta ser el mismo material que Ozeano utiliza como insumo para su producción. No obstante, no fue hasta el año 2018 que unos investigadores de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido) y del Departamento de Energía de Estados Unidos modificaron la enzima producida por la bacteria, resultando de ello una nueva molécula capaz de descomponer el plástico incluso mejor de lo que hacía el organismo unicelular.
Aunque este descubrimiento resulte ser positivo para el planeta, ayudando a reducir significativamente la huella ecológica, es algo sumamente perjudicial para la empresa Ozeano Swimwear. Ha sido mencionado varias veces por la fundadora Shaina Alonzo, que la visión de Ozeano es contribuir con la mejoría del medioambiente, más específicamente de los océanos. Entonces, si la visión principal de la empresa es cuidar los océanos al reutilizar las botellas de plástico como materia prima para su proceso de producción, esta bacteria estaría quitándole su principal insumo. ¿No provocaría esto que no solo se vea afectada su ventaja competitiva, sino que también se vea comprometida la razón por la cual ella creó la empresa?.
OZEANO SWIMWEAR: Muchos problemas, pocas opciones
El descubrimiento de esta nueva bacteria que come plástico representa un problema. Ya que, la industria del plástico se vería perjudicada directamente porque este no sería duradero ni tendrían las mismas propiedades que le otorgarían la calidad buscada al producto final. De hecho, si más bacterias no cultivadas comenzaran a comer plástico, se podrían ver afectadas empresas no solo como Ozeano, sino cualquier organización cuyo insumo principal sea el plástico PEP. Al mismo tiempo, se verían violentadas infraestructuras, construcciones y embarcaciones, por el hambre descontrolada de estas bacterias. Entonces, dichas compañías tendrían el reto de evitar que su materia prima por excelencia se contamine con estos microrganismos.
Esto los deja con la cuestión de tener que elevar sus costos al verse obligados a comprar el plástico. ¿Estaría Ozeano dispuesta a aumentarlos para realizar las investigaciones de mercado de lugar? Y de ser así, ¿pasaría a contratar a un personal especializado para la búsqueda y recolección de dichas botellas PEP? Al pensar en estas cuestionantes, es imperativo tener en cuenta que el aumento de costos puede afectar las ventas. Modificando así, los márgenes de ingreso de la misma. Y de no ser posible realizar una fuerte inversión en investigación, ¿Ozeano estaría dispuesta a regresar a su modelo de negocio tradicional? ¿O serían más intrépidos al seguir apostando por la innovación de negocios verdes sostenibles en el tiempo?
Este microorganismo tiene como finalidad limpiar los ecosistemas de todos los desechos sólidos que estén hechos de plástico. De hecho, según McGeehan (2018), un profesor de la Escuela de Ciencias Biológicas en Portsmouth y el autor del estudio de National Geographic España, este descubrimiento puede ser una solución definitiva para deshacerse de todo el plástico que amenaza al medio ambiente. De manera que, los océanos quedarían limpios y libres de toda contaminación de plástico gracias a esta bacteria.
Ahora bien, al ya no haber botellas de plástico a reciclar esta entidad se tendrían que ver forzada a comprarlas para mantener su producción así como su flujo de ingresos. Pero de esta forma, se estaría incentivando a la compra y venta de este material y su consumo. ¿No estaría esto violando su razón de ser? Citando así a Alonzo (2018), “salvar los océanos de la contaminación con la reutilización de las botellas de plástico”. Por lo que, tendrían que dejar a un lado todo lo que les motivó a establecerse como empresa en primer lugar. La gravedad de esta problemática, ¿no ocasionaría que se debilitasen alianzas realizadas con otras entidades? ¿No se reducirían los acuerdos? Igualmente la fundación Reed Check RD también se vendría abajo, ya que su propósito estaría logrado o en proceso de.
Por: Connie Castillo y Carlos García