Calzados Eli proyecta su salto a Asia y Emiratos tras alcanzar cinco millones en 2019
Calzados Eli quiere aprovechar el tirón de la internacionalización. La empresa familiar especializada en calzado fundada hace más de sesenta años en Villena, Alicante, tiene en el extranjero su mayor mercado. A pesar de contar con una tienda propia en el centro de Alicante y de estar presente en prácticamente todas las ciudades de España en un total de 1.600 puntos de venta multimarca, España sólo representa el 40% del total de las ventas de la empresa. El 60% restante se gesta en el mercado internacional, donde está desarrollando una estrategia comercial que permita a la empresa entrar en Asia y Emiratos Árabes antes de 2021.
La compañía de calzado infantil saltó al extranjero a principios de la década de los ochenta siendo el continente europeo su primer objetivo internacional. Con la llegada de los años noventa cruzó el charco y aterrizó en Estados Unidos. Más tarde lo haría en Rusia. Hoy, Calzados Eli está presente en Estados Unidos, Rusia, Alemania, Bélgica y Holanda.
En el extranjero, menos puntos de venta generan mayores ingresos a la compañía debido a que fuera de España las tiendas hacen pedidos más amplios. “Los más de mil puntos de venta multimarca en España no siempre tienen producto de campaña ya que no todos compran cada temporada”, afirma el responsable de márketing y ventas de Calzados Eli, Francisco Torreblanca.
Calzados Eli acaba de concluir su ejercicio fiscal de 2019, y aunque todavía no ha hecho el balance final, estima cerrar el año con una facturación de cinco millones de euros, en línea con 2018. De cara a 2020, prevé un crecimiento entorno al 5%: “Es una cifra moderada, pero realista”, recalca Torreblanca.
Calzados Eli ha facturado cinco millones de euros en 2019, un ejercicio lineal respecto a 2018
Además de offline, Calzados Eli cuenta con distribución online desde hace ocho años, un canal que crece “paulatinamente”. “Abrimos la tienda online porque había una demanda importante de clientes que nos escribían preguntando dónde podían adquirir nuestro calzado a través de Internet”, expone el responsable de márketing y ventas de la empresa.
También el mercado online tiene en el extranjero un volumen de negocio relevante. En concreto, en Estados Unidos la plataforma ecommerce se ha visto impulsada por las influencers que trabajan con la empresa: del 30% del volumen de ventas que genera su plataforma online en el país, el 35% viene influenciado por este tipo de perfiles.
En España, la empresa cuenta con un centro logístico de 600 metros cuadrados de superficie en Alicante y dos fábricas externas. Fue a raíz de la inauguración de las nuevas oficinas y almacén logístico, en 2011, cuando Calzados Eli externalizó la producción fuera de sus instalaciones: desde entonces son dos fábricas, que no son de su propiedad, las que fabrican íntegramente una media de 600 pares de calzado al día con un material que en el 90% de los casos proviene de España.
Junto a la internacionalización, la sostenibilidad es el segundo eje de la nueva hoja de ruta de Calzados Eli para 2020. La transición hacia la sostenibilidad marca la política de empresa: “En los últimos años hemos lanzado productos eco friendly contagiados por la corriente sostenible que está experimentando la sociedad y también para posicionarnos a favor del medio ambiente”, cuenta el responsable de márketing y ventas de Calzados Eli. Torreblanca cree que para que “la transición tenga sentido tiene que ser a largo plazo, tenemos que implantar poco a poco el producto para ver la respuesta que tiene en el mercado”.
Calzados Eli cuenta con un centro logístico y dos fábricas externas que producen una media de 600 pares de zapatillas al día.
Calzados Eli dispone de tres líneas de producto: sibaritas, la más clásica; papanatas, que cuenta con modelos que van desde la talla 32 hasta la 41 para que niño y adulto puedan vestir igual; y cucada, la línea enfocada para bebés.
Fundada en 1957 por José Alonso Marcos, hoy el proceso de producción de Eli se realiza como hace 62 años. A pesar de los avances tecnológicos que ha habido con el paso del tiempo, no todo el proceso está mecanizado. “El trabajo artesanal hace que la calidad sea mucho mejor, todo aquel proceso que tradicionalmente ha venido siendo artesano, hoy lo sigue siendo”, explica el ejecutivo. En este sentido, el señalado o el cuidado de la piel continúa revisándose de forma manual.
La compañía cuenta con una plantilla de 62 personas: 12 trabajan en el centro logístico y 50 entre la suma de las dos fábricas. Las encargadas de liderar hoy la empresa son las cuatro nietas del fundador: Cinta Alonso ejerce de gestora, Arantxa Alonso es la responsable de diseño, Ivana Alonso está al frente del área de comercial, y María del Mar Alonso del área financiera.