A un año del incendio, el COVID-19 detiene la reconstrucción de Notre Dame

El 15 de abril de 2019 la catedral de Notre Dame, quizá el templo católico más famoso del mundo, ardió. Durante horas, la catedral de 850 años de antigüedad estuvo en llamas hasta que colapsó el techo y su icónica aguja central.

El  COVID-19 detuvo , un año después del incendio, las obras de reconstrucción de la catedral de París hasta nueva orden por la pandemia.

El general Jean-Louis Georgelin, al frente de la reconstrucción, decidió  la suspensión temporal de los trabajos de restauración para garantizar las medidas de seguridad impuestas por el Gobierno para evitar el contagio de los trabajadores.

Se asegurará durante este tiempo indefinido la contención de la estructura pero las obras de restauración quedan en suspenso.

Pese a la voluntad del presidente francés, Emmanuel Macron, de reconstruir el lugar en cinco años, las obras de este primer año se han visto frenadas en varias ocasiones por distintos imprevistos, como la contaminación por plomo en los alrededores de la catedral, lo que obligó también a un parón de casi dos meses el pasado verano .

Fuente: Agencia EFE.

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BID pide a bancos centrales latinoamericanos tomar medidas no convencionales

El informe sostiene que el Producto Interno Bruto de la región sufrirá reducciones significativas en 2020, entre un 1.8% en un escenario moderado y un 5.5% en el más extremo, debido al impacto de la pandemia.

De acuerdo al banco, el daño económico se mantendrá durante los próximos dos años, a menos que los gobiernos de los 26 países de la región implementen programas enfocados para compensar los impactos. El reporte sostuvo que la región se verá muy afectada en términos de reducción del PIB.

La proyección de crecimiento para toda América Latina y el Caribe, que era del 2.1%, puede caer en un 2.1% entre 2020 y 2022, en el escenario más moderado, y hasta un 4.8% en el más crítico, de acuerdo al BID.

El BID sostuvo que los objetivos principales de las políticas macroeconómicas durante la pandemia deberían ser compensar a los trabajadores, especialmente los más vulnerables, para ayudar a las empresas a mantener el empleo y apoyar a los bancos para llevar a cabo operaciones que ayuden a la economía.

«Nuestra región sufrirá un shock económico de proporciones históricas», dijo Eric Parrado, economista jefe del BID, en un comunicado distribuido a la prensa.

«Los países deberían estar salvando vidas, garantizando la distancia social y proporcionando recursos adecuados para sus sectores de salud. Las intervenciones económicas complementarias y temporales pueden apoyar a la economía durante las cuarentenas parciales y organizadas».

Cómo comunicar en tiempos de COVID-19 : un reto para las empresas

El experto en comunicación añade que, durante estas fases críticas, este tema juega diferentes roles. «El primero es comunicar que el negocio no está operando en condiciones normales, es business not as usual, y el propósito de esto es dar certeza, tranquilidad e información a las diferentes audiencias. Y los mensajes que se manejan deben ser: primero para salvaguardar la integridad de los empleados, segundo de los clientes, y también qué medidas se están tomando para garantizar la continuidad del negocio».

En este sentido, las empresas comenzaron las primeras fases de la expansión del COVID-19 publicitando sus medidas de home office, de apoyo a los empleados y, en los casos de las llamadas actividades esenciales, de reconocimiento, admiración y esquemas de compensación hacia los colaboradores que tienen que ir todavía a sus centros de trabajo.

«El segundo rol de esta comunicación es el tema del cuidado de la salud. Las empresas utilizan sus productos para educar a los consumidores sobre cómo cuidar su salud y prevenir infecciones. Por ejemplo, hay un tutorial de Barbie para enseñarle a las niñas cómo lavarse las manos, cómo usar el gel y mantener las medidas de distanciamiento», explica Karam.

El ejecutivo señala el caso del operador de restaurantes Alsea, que el 19 de marzo publicó un evento relevante en la Bolsa  de Valores donde, entre otras acciones para protegerse de la crisis, anunciaba que estaba «ajustando a nuestro personal en todas nuestras marcas» y ofreciendo a los empleados «una ausencia de 30 días sin goce de sueldo». Como fue de las primeras firmas en informar de despidos, se ganó numerosas críticas en redes sociales, medios de comunicación e incluso de parte de Andrés Manuel López Obrador. «Alsea tuvo una comunicación muy clara con inversionistas, que desde el punto de vista financiero se veía bien, pero tuvo una respuesta poco favorable por parte de la autoridad, el gobierno y la opinión pública. Es un ejemplo de cómo en toda comunicación debes cuidar a las diferentes audiencias».

En términos generales, Karam dice que la comunicación en épocas de crisis debe cumplir dos requisitos. Por un lado, tiene que ser muy transparente. «Hay muchas dudas bien fundadas por parte de las empresas de que no quieren parecer oportunistas. Una recomendación que se les da es que ahora no es el momento para vender sus productos. Pero sí que visto que aquellas empresas que tienen una comunicación oportuna de ayuda, relevancia y empatía con la situación emocional que están viviendo la mayoría de las audiencias, son muy bien recibidas». Y por otro lado, hay que cuidar a todas las audiencias. «Tú puedes salir a decir con mucho orgullo que no estás parando operaciones, pero eso puede generar estrés e incertidumbre a tus propios empleados. Entonces, ¿cómo vas a garantizar su seguridad, cómo los vas a entusiasmar, qué les vas a decir?»

Fuente: CNN

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Las cancelaciones ‘ahogan’ al textil: el sector prevé reducir un 28% su facturación este año

Avalancha de cancelaciones, impagos y fábricas cerradas. El corte drástico en la demanda de moda en todo el mundo está afectando profundamente a la industria textil: sin clientes y sin tiendas, nadie necesita más stock. Los pedidos se han reducido un 31% desde el estallido de la pandemia y los empresarios prevén una caída de ingresos de hasta el 28% este año.

Así se desprende de la encuesta realizada por la International Textile Manufacturers Federation (Itmf) entre el 28 de marzo y el 6 de abril. Los datos han empeorado notablemente en las últimas semanas: en un primer sondeo, realizado entre el 13 y el 25 de marzo, los industriales percibían una caída de los pedidos del 8% y anticipaban que su facturación se reduciría un 10% en 2020.

Desde entonces, la situación ha cambiado dramáticamente. Los cierres de tiendas, que entonces se limitaban a las potencias europeas, son ya la norma en todo el globo, y en los mercados productivos se suceden los despidos por la oleada de cancelaciones de pedidos.

Sólo en Bangladesh, unas 1.025 fábricas habían registrado un impacto en sus exportaciones por valor de 2.810 millones de dólares, entre pedidos cancelados y retenidos, según datos recogidos por la Itmf.

Desde que comenzó la pandemia, los industriales más afectados han sido los de Sudamérica, con un desplome de los pedidos del 41% por la contracción de la demanda de Estados Unidos, el principal destino de sus exportaciones.

Le sigue África, adonde también han llegado las medidas de contención. El norte del continente es un importante polo de aprovisionamiento en proximidad de la moda europea, mientras países subsaharianos como Etiopía llevan años posicionándose como el próximo gran hub para el sector. Sin embargo, la crisis ha cortado esas aspiraciones: los productores textiles del continente han registrado un desplome del 38% en los pedidos.

Las caídas son también notables, aunque más moderadas, en Europa, incluyendo Turquía (35%), en Norteamérica (33%), y en el sur y Sudeste Asiático (con descensos del 30% y 34%, respectivamente).

En cambio, el este de Asia, donde se incluye China, donde comenzó el brote del coronavirus, la caída es más moderada, con un descenso medio de los pedidos del 20% desde que comenzó la pandemia.

África es una de las regiones más afectadas, con un desplome de los pedidos del 38%

“En las últimas dos o tres semanas, la mayoría de compañías textiles de China han incrementado la producción; además, las tiendas han reabierto y el consumo se está recuperando”, apuntan desde la Itmf.

El mapa es similar en lo que se refiere a las previsiones de facturación para 2020. De media, los empresarios estiman un descenso del 28% este año, frente al 10% de la primera oleada de la encuesta. África es en este caso el continente más pesimista, con un desplome previsto del 45% de la facturación.

Le sigue Sudamérica, donde las cancelaciones de pedidos motivarán un descenso del 41% de los ingresos, y Europa, con una caída del 33%. El sur de Asia es la región más optimista, con una caída prevista del 15%.

En el este de Asia, en cambio, pese a la reactivación de la industria los empresarios han empeorado drásticamente sus previsiones: de la caída del 8% que preveían en el primer estudio al 24% actual.

“Muy pocas compañías han registrado aumentos de pedidos desde el inicio de la crisis, y las que lo han hecho son empresas de confección que han podido adaptarse para producir equipos de protección personal y otros textiles médicos”, subraya la Itmf.

En este sentido, una de las pocas oportunidades que perciben los encuestados es un potencial aumento de la demanda de tejidos con funciones sanitarias o de protección. Además, algunas empresas han expresado que esperan salir de la crisis más fuertes tras haber optimizado sus procesos internos”.  

Pero, a corto plazo, el desafío es mayúsculo. “La caída de las ventas de moda causada por la crisis del Covid-19 es relativamente peor que en muchas otras categorías de producto, quizás porque empezó desde una base más débil”, sostiene el informe.

A los problemas de liquidez por la caída de ventas se suma un potencial impacto en el margen por la oleada de descuentos. “Los grandes retailers online están ya intentando impulsar sus ventas ofreciendo grandes descuentos -apunta la Itmf-; esto se produce en el momento en el que se supone que la entrada de la primavera debe crear demanda de renovar los armarios en Europa y Estados Unidos”.

Esto impactará especialmente, sostiene la federación, en los operadores más pequeños, y ha motivado que asociaciones de países como Francia reclamen al gobierno regular los periodos de rebajas.

Bestseller reorganiza su equipo directivo y adapta su negocio para hacer frente al Covid-19

Bestseller introduce una nueva estructura directiva para liderar su negocio internacional. La empresa ha creado cuatro direcciones mundiales, una de las cuales se hará cargo de España y Latinoamérica y que estará dirigida por Andrés Contreras, un directivo con larga trayectoria en la empresa. En paralelo, la compañía está adaptando su negocio mundial ajustando plantillas e inversiones ante el impacto de la crisis del coronavirus.

El grupo danés ha introducido una nueva estructura directiva con cuatro consejeros delegados internacionales, que reportan directamente a Anders Holch Povlsen, presidente y propietario de la compañía. Los cuatro ejecutivos internacionales se dividen las regiones de Europa, Europa y Asia, India y, por último, España y Latinoamérica.

Después de tres años al frente del negocio en América, Contreras prepara su regreso a España para retomar las riendas del mercado español y portugués, manteniendo la dirección de Latinoamérica. El ejecutivo cuenta con una larga trayectoria en Bestseller, donde se incorporó en el 2000 al departamento comercial de Jack&Jones. Posteriormente fue nombrado director general comercial para España y Portugal, desde donde saltó a Latinoamérica, primero, y a América, después.

 

En España, Bestseller ha creado una estructura directiva que reportará a Contreras formada por cuatro ejecutivos: Pedro González, director general corporativo; Carlos García, al frente de Jack&Jones; José María García, al frente de Only, y Marcos Gálvez, con Vero Moda y el resto de marcas del grupo. El grupo tiene su sede central en Málaga y oficinas en Barcelona, Bilbao, Vigo y Madrid.

Portugal, en cambio, se dirige ya desde España, mientras en Latinoamérica Bestseller está preparando una nueva estructura con ejecutivos al frente de diferentes mercados. La compañía cuenta con filiales en México, Chile y Uruguay y distribución en prácticamente todos los mercados.

Impacto de la crisis

“Esta es la mayor crisis vivida en los 45 años de historia de Bestseller -señala Contreras-; tenemos todas las tiendas cerradas en todo el mundo, llevábamos un año muy bueno”. Bestseller ha realizado un ajuste de personal en Dinamarca, 2.500 puestos de trabajo de forma temporal y 700 de forma indefinida.

Tal y como explica el directivo español, Bestseller ha adaptado sus movimientos a la legislación de cada país. En España, el grupo ultima la presentación de un expediente de regulación temporal de empleo (Erte) para el personal de tienda y oficinas, todavía pendiente del impacto final en número de trabajadores.

La diferencia entre Bestseller y otros grandes retailers es la exposición del grupo danés al canal multimarca. La compañía cuenta con una red 2.700 establecimientos monomarca en el mundo, pero complementa su distribución con el canal independiente con 15.000 puntos de venta. “Hemos pospuesto producciones, pero lo cierto es que hay un porcentaje alto de pedidos que ya están llegando a Dinamarca y están retenidos sin poderlos enviar a los clientes multimarca”, explica Contreras.

Para evitar la cancelación de pedidos por parte de los multimarca, Bestseller está trabajando directamente con el canal para reconstruir el flujo de producto, tratando de aprovechar compras realizadas para primavera para otoño. “La primavera se fue, pero unos jeans de primavera puede valer para otoño”, describe Contreras.

Bestseller sigue ahora de cerca la evolución del consumo en China, la primera región afectada por el coronavirus y la primera que está regresando a la normalidad. El grupo danés cuenta con una red de 7.000 tiendas en China, alrededor de cincuenta de ellas ubicadas en el área de Wuhan, foco de la pandemia en el país.

“China está yendo muy lento y las tiendas no son las mismas, con aforos limitados, horarios restringidos… no son las condiciones normales”, dice Contreras. “Eso nos hace pensar que el escenario en el resto del mundo en 2020 va a ser duro, porque se van a juntar tiendas con poca demanda, con la falta de confianza y el miedo -prosigue el ejecutivo-; además, cuando la crisis sanitaria se solucione, llegará la crisis económica, habrá un doble impacto”.

Los cálculos de Bestseller pasan por que el consumo se recupere en China en un año y medio. “Pero China no va a sufrir tanto como España económicamente”, advierte Contreras. “En el largo plazo, los hábitos de consumo no van a cambiar, pero ahora se tiende a gastos de primera necesidad”, agrega.

“La herida va a ser grande y va a tardar en cicatrizar, pero también es cierto que en nuestro sector lo hemos visto ya casi todo”, se lamenta el ejecutivo. “La ola es igual para todos, pero unos van en un trasatlántico, otros en una corbeta y otros en una barca -describe-; esta situación va a ser un test de estrés brutal para las compañías y la solvencia previa de cada compañía va a ser muy importante”.

El multimarca se ajusta (más) en la etapa post Covid-19: cancelaciones, descuentos y más cierres

Inditex, Mango, Tendam o Pepe Jeans tienen todas sus tiendas cerradas en España. Pero también las tienen los comercios independientes, el canal de distribución de moda que más sufrió la crisis económica de 2008 y más se ha visto impactado por la transformación del sector. Con una estructura financiera más débil, menos poder de negociación y menos fuerza para hacer descuentos, se pronostica el cierre de hasta el 20% del comercio multimarca en España tras el estado de alarma.

“El pequeño va a morir”, señalan fuentes del sector. Una compañía internacional que trabaja con el canal multimarca en España explica que “aunque todavía no se han cancelado pedidos, muchos comercios probablemente no subirán la persiana”. Esta empresa trabaja con la previsión de que el 10% de sus clientes wholesale en España no van a regresar a la actividad tras el estado de alarma.

“Que desaparezca sólo el 10% es optimista”, opina Eduardo Zamácola, consejero delegado de Neck&Neck y presidente de la Asociación Empresarial del Comercio Textil, Complementos y Piel (Acotex). “La situación es dantesca y las perspectivas del multimarca son igual de negras que las del resto del sector”, mantiene el empresario.

“Va a ser mucho más que el 10%”, señala otro ejecutivo del sector. “En torno a un 20% de los multimarcas de ahora desaparecerá, sobre todo aquellos que sigan pensando que vale cualquier solución anterior”, aclara. “Hay gente que no ha hecho los deberes todavía y niega la realidad continuamente, no tienen capacidad de adaptación y no la tenían hace cinco años”, explica el ejecutivo.

En los primeros años de la anterior crisis, entre 2008 y 2010, los cierres de tiendas de moda alcanzaron los casi 2.000 puntos de venta, y el sector perdió cerca de 15.000 empleados. Entonces, el multimarca copaba el 23,7% de las ventas de moda en España, mientras que en el último ejercicio el canal representaba el 17,4% de la facturación. En los años noventa, el multimarca vivió su punto álgido, cuando concentraba cerca del 60% de las ventas.

Con la crisis actual, el sector se enfrenta a una situación mucho más dramática. Con el cierre total de tiendas y la extensión del periodo de confinamiento, la mayoría de los grupos del sector han puesto en marcha expedientes de regulación temporal de empleo (Ertes) que afectan a más de 70.000 trabajadores del negocio de la moda en el país. Las perspectivas del sector según Zamácola pasan por reducir las ventas un 70% en junio, un 50% en julio y cerrar el año con una caída del 50%.  

El multimarca tiene que hacer frente, además, a una estructura financiera débil, frente a los grandes retailers y menor poder de negociación con sus proveedores, las marcas además de poco margen para aguantar temporadas largas de descuentos y menos capacidad de atraer al público. “Estará mucho más tocado, porque está bajo mínimos y cualquier cosa que afecte es un bofetón”, explica Zamácola.

La mayoría de las tiendas multimarca se encuentra negociando con sus proveedores sobre la situación de los pedidos. Algunos piden descuentos sobre la mercancía ya servida, nuevas condiciones de pago o cancelación de los mismos. “Hay que intentar repartir el daño”, afirma Beatriz Nicolas, propietaria de Beni Room, que cuenta con dos establecimientos en Madrid y había comenzado las obras para la apertura de un nuevo punto de venta.

“Estamos hablando con proveedores para ver qué se puede hacer”, explica Hilario Alfaro, director general de Alfaro 1926. “La temporada de verano está totalmente perdida y hemos reducido los pedidos de la campaña de invierno”. Fulham, por su parte, ha cancelado los pedidos que tenía pendientes y “negociaremos entregas y devoluciones sobre la marcha dependiendo de cómo evolucione la situación”, explica Pelayo Olazábal, dueño de la empresa.  

“Cuando abramos renegociaremos las condiciones de cada temporada”, coincide Daniel Niño, al frente del multimarca riojano Mikonos. “De cara a la temporada de invierno las compras serán menores, porque no se producirá tanto, tendremos que ajustarnos”, añade. “La relación con los proveedores tiene que estrecharse mucho más”, apunta el empresario.

 

La renegociación de alquileres también es otra de las medidas que han puesto en marcha los comercios multimarca, igual que el resto de las compañías del sector. “El que no condone va a perder al cliente”, explica Beatriz Nicolás. La empresaria sostiene que en unos meses habrá “muchos locales vacíos”.

“Algunos caseros entienden perfectamente la situación, que es un círculo en el que nos teneos que ayudar todos con todos”, opina Alfaro. “Cada uno tiene que negociar las mejores condiciones posibles para su supervivencia”, añade Zamácola.

Después del día ‘D’

Cómo y cuándo será la reapertura también es otra de las incógnitas para los grupos multimarca. El miedo de los consumidores, la caída del tráfico o el escepticismo son algunos de los factores que más preocupan a las empresas del sector, pero sobre todo la guerra de precios. “Será muy difícil porque hay muchas incógnitas”, explica Olazábal.

“El multimarca no gana dinero, es muy peligroso porque el margen es muy pequeño”, apunta Nicolás. La empresaria explica que actualmente tiene en almacén prendas por valor de 150.000 euros que tiene que vender en un mes y medio antes del inicio de las vacaciones “entraremos en una guerra de precios y una tendencia brutal hacia el low cost”, sentencia la empresaria.

 

Con todo, las vacaciones tampoco supondrán la tabla de salvación para el sector. “El 80% de nuestras ventas es a turistas”, confiesa Alfaro. El empresario señala que “no vamos a vender cuando abran las tiendas”, ya que el turismo tardará en recuperarse al menos seis meses. “La temporada de verano está totalmente perdida y la de invierno va a ser muy dura”, explica. “En enero del año que viene nos empezará a ir mejor”, prevé Alfaro.

Para intentar recomponer la situación, el empresario propone alargar el periodo de venta de moda de verano hasta septiembre, en lugar de comenzar a poner en tienda abrigos en agosto. “Tenemos que empezar a adecuar la temporada a la climatología”, señala.

Otra de las medidas que tendrán que poner en marchas los multimarcas es buscas nuevas fórmulas para atraer a los clientes como una nueva personalización, fuera de horario comercial, o implantar la recogida de pedidos online de sus proveedores para aumentar el tráfico a las tiendas. “Algunos de los puntos llevan tiempo trabajando es atención personalizada y a la carta, ahora lo extenderemos a todos los clientes”, señala El Niño.

También las empresas negocian

Las empresas que sustentan el grueso de su negocio en el multimarca también han tomado medidas para hacer frente a la crisis. “Estamos ejecutando un plan que consiste en trazar un plan concreto por cada cliente que tenemos en función de su realidad”, explican desde Antony Morato.

Es un canal que ya está en crisis desde hace tiempo y muchos están cerrando porque es difícil sostenerse compitiendo con los grandes”, opina por su parte Mónica Algás, directora general de la compañía catalana de moda infantil Bóboli.

“El problema no es el margen, sino los stocks y qué harán con ellos”, añade la ejecutiva. Algás sostiene que “nuestro trabajo es que nos paguen lo servido, pero adecuándonos a la situación de cada cliente”.

Jack Kleinhenz (NRF): “En la crisis, había gente con trabajo y que podía comprar: esto se parece más a un huracán”

Katrina, Dorian, Covid-19. Para Jack Kleinhenz, economista jefe de la National Retail Federation, el impacto del coronavirus en el comercio minorista de la primera potencia mundial es más comparable al efecto de un huracán que a la de cualquier otra crisis de su historia. “Todo se cierra de golpe; durante la Gran Recesión, había una gran proporción de gente con trabajo y que podía comprar”, recuerda Kleinhenz. La NRF es la mayor asociación de retailers del mundo y defiende los intereses del sector privado que más empleo crea en Estados Unidos. Sin embargo, Kleinhenz recuerda que gran parte de esos comercios son “pequeñas tiendas a pie de calle con no más de diez empleados”, que son los que más están sufriendo la crisis.

Pregunta: Estados Unidos es la capital del retail. ¿Cómo está afectando la crisis del coronavirus al sector?

Respuesta: La mayoría de estados han cerrado todo el comercio no esencial, aunque en cada uno se define de manera diferente. Un gran número de retailers en Estados Unidos son pequeños negocios a pie de calle con no más de diez empleados, y ellos han sido los más afectados.  Han buscado nuevas formas de vender productos y mantener la relación con sus clientes, usando videos, compras virtuales… Otros están aprovechando el comercio electrónico, pero sólo entre un 15% y un 18% del negocio minorista en Estados Unidos es online. Una gran proporción del negocio está cerrado.

P.: ¿El online está aguantando?

R.: Mucha gente ha recurrido al canal online para comprar, especialmente comida. Pero el problema son los envíos: en algunos casos tardan hasta seis días. Además, la gente ha contenido el gasto porque hay miedo. La psicología de estar en una situación en la que no sabes si vas a perder tu trabajo tiene un gran impacto en el comportamiento del consumidor. En Estados Unidos le llamamos la mentalidad de la Gran Depresión: ahorrar porque no sabemos lo que vendrá mañana.

P.: ¿Cómo valora la respuesta de la administración Trump a esta crisis?

R.: No voy a hacer comentarios políticos, pero hemos visto cómo la Fed ha lanzado un plan de apoyo como nunca antes se había visto. Se han puesto en marcha medidas para que haya suficiente liquidez para que las familias y las empresas puedan salir de esta de una forma sana y mantenerse.

P.: ¿Qué más medidas puede tomar el Gobierno para reducir el impacto en los retailers?

R.: Estamos agradecidos por lo que se ha hecho hasta ahora, pero probablemente necesitaríamos extender el programa de préstamos a pequeños negocios.

P.: Estados Unidos se enfrentaba al Apocalipsis Retail antes de esta crisis. ¿Puede el coronavirus acelerar el cierre de tiendas y los concursos?

R.: El retail atraviesa cambios monumentales y había un proceso de consolidación que ya se estaba produciendo antes de la crisis, con la reducción de superficie comercial. Esta nueva situación preocupa mucho al sector y probablemente veremos más concentración.

P.: Estados Unidos es un mercado muy sensible al precio y las promociones. ¿Esta situación provocará una guerra de precios cuando termine el confinamiento?

R.: Hoy se ven ya fuertes promociones entre muchos retailers, inusuales para este periodo del año. No quiero llamarlo una guerra de precios, pero sí hay una actividad promocional que sería más propia de las vacaciones. Hay una cantidad muy significativa de stock y no hay duda de que habrá más competencia de precios, al menos para liquidar parte de ese inventario. El problema llega después: ¿podremos recibir producto nuevo?

P.: ¿Teme más disrupciones en el aprovisionamiento?

R.: Para los retailers que dependen de las compras en Asia no será fácil. Este es el momento del año en que se compran los productos para la vuelta al cole, y esos pedidos tardan al menos seis meses. Ahora sería el tiempo de tomar decisiones de compras, pero es imposible porque todo es muy incierto: ¿abrirán los colegios? ¿los clientes querrán comprar? Puede que haya algo de emoción por que reabran las tiendas pero el poder adquisitivo se verá afectado.

 

P.: Si los retailers necesitan más flexibilidad, ¿se puede trasladar esa producción a Estados Unidos?

R.: Sería una conclusión lógica, pero probablemente no tenemos la capacidad para relocalizar toda esa producción que se hacía en Asia en Estados Unidos y Norteamérica.

P.: ¿Cómo se imagina la recuperación? ¿Será a doble velocidad en las costas y el centro?

R.: Hay una gran incertidumbre. Aquí hablamos de rolling economies o rolling recessions [cuando los diferentes sectores o territorios entran progresivamente en recesión, y uno se recupera antes de que el otro se vea afectado]. Veremos una transición que irá muy vinculada a lo que ocurra desde el punto de vista sanitario. Será una transición lenta que irá de una parte a otra del país. Pero para ello primero necesitamos tener visibilidad de una vacuna y un sistema de tests. Y siempre está la posibilidad de tener otro brote que cause de nuevo el cierre.

P.: Se ha comparado esta crisis con una guerra o con el efecto que tuvo el 11S. ¿Está de acuerdo?

R.: Es más comparable a un desastre natural. No es algo provocado por el hombre, así que el desarrollo es más similar al de un huracán o un terremoto. Tarda un tiempo en que se recupere la economía subyacente, en que los individuos vuelvan a sentirse seguros. Durante la Gran Recesión, una gran proporción de personas tenían trabajo y podían comprar cosas. En catástrofes naturales recientes, igual que ahora, todo se cerró de golpe.

P.: ¿Puede la crisis actual paralizar transformaciones a largo plazo?

R.: Sí, no hay ninguna duda. Si estamos destinando fondos al corto plazo para mantenernos no tendremos la oportunidad de invertir en el largo plazo tan rápido como pensábamos. La transformación se ralentizará.

Estimular la demanda y la natalidad: las peticiones de Asepri al Gobierno

Asepri también pide vez ante el Gobierno. La Asociación Española de Productos para la Infancia (Asepri) ha remitido un comunicado al Ministerio de Industria, Comercio y Turismo y al Ministerio de Sanidad reivindicando una serie de medidas específicas para paliar la crisis del coronavirus en el sector de la moda infantil y la puericultura.

Entre las propuestas de la asociación se encuentra la estimulación de la demanda con la creación de una gran campaña para concienciar al ciudadano de que “ahora más que nunca se necesita consumir en comercios locales y producto nacional”.

Además, Asepri también reclama al Gobierno que estudie una ayuda a través de un cheque bebé, así como políticas sociales similares para paliar la caída de la natalidad. En paralelo, la patronal solicita la aplicación de una IVA reducido en artículos infantiles, como ya se hace en otros países.

 

En paralelo, Asepri pide al Gobierno trasladar a agosto el periodo de rebajas, aunque reconoce que “corresponde a cada empresa y punto de venta elaborar su estrategia comercial y de promociones y descuentos”.

La flexibilización de la ejecución de los Planes Sectoriales financiados por el Icex para la internacionalización de las empresas, así como apoyo en la adaptación en medidas de protección, son otras de las medidas que reclama la patronal.

Por otro lado, Asepri señala que “se necesitarán líneas de apoyo para potenciar el crecimiento del tejido industrial nacional con el fin de ir reduciendo progresivamente el porcentaje de deslocalización industrial actual”.

Además, la asociación reclama el reconocimiento de los productos de puericultura como artículos esenciales. “El Real Decreto sólo permite la venta de productos de puericultura exclusivamente a través del canal online y no ha tenido en cuenta que el punto habitual para adquirir productos de puericultura es a través de tiendas físicas”, señala Asepri.

La patronal turca recomienda paralizar la producción de moda hasta finales de abril

La patronal turca recomienda a los fabricantes de moda paralizar la producción hasta finales de abril por el coronavirus. El pasado 8 de abril, la patronal The Fashion and Apparel Federation realizó esta petición a sus asociados, entre los que se encuentran Izmir Fashion Designers Association y The Ankara Clothing Manufacturers, Aegean Shoe Manufacturers Association y la Istanbul Embroidey Manufacturers Association.

La patronal ha pedido poner en marcha esta medida con el objetivo de contener la propagación de la pandemia en el país. “Cuando los mercados europeos reabran volveremos a la normalidad”, declaró Huseyin Ozturk, presidente de la patronal, a los medios locales.

En 2019, las exportaciones turcas de moda registraron un incremento del 0,4%, hasta 17.700 millones de dólares. Antes de que estallara la crisis del coronavirus, la Asociación de Exportadores de Ropa de Estambul predijo que las exportaciones de moda del país superarían los 19.000 millones de dólares en 2020.

La industria textil de Turquía está formada por 89.085 empresas especializadas tanto en el textil, la confección, como en el cuero y el calzado, según el instituto estadístico del país. El sector emplea a trece millones de personas.

OVS encoge sus ventas un 1,5% pero gana un 4,5% más en 2019

OVS, a medio gas antes del coronavirus. La compañía italiana de distribución de moda finalizó el ejercicio de 2019 con un beneficio neto de 57,7 millones de euros, un 4,5% más que el año anterior, según los resultados preliminares publicados hoy.

Las ventas del grupo, en cambio, se encogieron durante el periodo, registrando una caída del 1,5%, hasta 1.370 millones de euros. En su mercado local, la facturación de la cadena disminuyó un 3,9% en 2019. La empresa ha explicado que la caída de las ventas se debe a su estrategia de reducción de promociones, así como la disminución de la entrada de pedidos.

En paralelo, la compañía italiana ha puesto en marcha un plan de contención ante el coronavirus que está basado en cinco ejes: rentas, plantilla, costes, aprovisionamiento e inversiones.

La empresa ha iniciado conversaciones con sus caseros para renegociar el pago de los alquileres mientras dure el cierre de tiendas. En paralelo, el grupo ha suspendido de forma temporal a los empleados de sus establecimientos.

Por otro lado, el grupo ha explicado que minimizará costes y suspenderá las inversiones previstas para el próximo año y cancelará los pedidos a sus proveedores. Además, la empresa ha señalado que servirá en 2021 el stock de la campaña de primavera/verano de este año. Italia fue el primer país europeo afectado por la pandemia que decretó el cierre de tiendas, que bajaron la persiana el pasado 12 de marzo.

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