Así vivió Perú su primer día de aislamiento social
Para los peruanos, especialmente los limeños, acostumbrados a salir temprano de sus casas para trabajar extensas jornadas de hasta 12 horas, este lunes 16 de marzo no fue un día para nada normal.
Y es que el primer día del aislamiento social en casa, decretado este domingo por el Presidente Vizcarra, como medida extraordinaria para frenar el creciente contagio del coronavirus, cambió por completo el rostro de la capital peruana que normalmente presenta tráfico en las calles, medios de transporte abarrotados, locales abiertos desde las primeras horas y bullicio en las esquinas.
Este lunes, sólo pocas personas salieron de sus casas, principalmente para ir de compras a los supermercados y los tradicionales mercados populares que se encuentran en cada uno de los distritos que conforman la poblada urbe. Inclusive, el emporio de Gamarra, uno de los centros de comercio más grandes de toda América Latina mantuvo cerradas las puertas de sus tiendas, acatando así la orden emanada por el ejecutivo y respaldando la campaña en redes sociales enmarcada bajo la etiqueta #YoMeQuedoEnCasa, que ya se ha popularizado entre los peruanos.
Igual de cerradas se encuentran las playas que conforman el circuito de costa al que miles de personas iban a disfrutar en estos calurosos días de verano, al igual que los grandes parques donde se ejercitan y pasean los habitantes de Lima.
No obstante, aún existe mucha incertidumbre en cuanto al decreto de emergencia nacional leído este domingo en cadena de radio y televisión nacional. Sobre todo porque Perú es un país donde el empleo informal tiene un gran peso en la economía nacional, y aquellos que trabajan por su cuenta en las calles o en pequeños locales no lo podrán hacer durante los próximos 15 días.
Igual sucede con la mayoría los taxistas o con los repartidores de populares aplicaciones como Glovo, Rappi y Uber Eats , que tendrán que salir de circulación por estas dos semanas, como parte de la medida que limita el libre tránsito en el territorio nacional como medida de precaución contra el avance de la sorpresiva enfermedad.
Esto hace que muchas personas que generan sus ingresos de forma diaria, hoy estén preocupados con su futuro inmediato, incluyendo a una buena parte de la amplia comunidad de venezolanos que llegaron en los últimos años a Perú, escapando de la grave crisis que vive su país, y que trabajan de manera informal y sin ningún tipo de contrato en restaurantes, tiendas y pequeñas fábricas.
Frente a esta incertidumbre, el Gobierno decidió anunciar, durante una rueda de prensa, que daría un bono de 380 soles (unos 110 dólares aproximadamente) para ayudar a las familias más vulnerables durante esta período, aunque no se especificó el mecanismo para optar por este dinero ni a quienes realmente los beneficiaría.
Mayor resguardo
Conforme van pasando los minutos, se incrementa cada vez más la presencia de policías y funcionarios de las fuerzas armadas, dispuestos a garantizar el orden en las calles y resguardar los locales que por decreto deben estar abiertos para atender las necesidades fundamentales de la población.
Además estos funcionarios velan para que no se repitan las compras nerviosas que acabaron con muchos productos en los anaqueles durante los últimos días, especialmente el papel sanitario, un fenómeno raro si ya se tiene claro que el coronavirus no es una enfermedad que afecte el sistema digestivo.
Asimismo se activaron líneas de denuncia para aquellos trabajadores que están siendo obligados a laborar, aunque sus empleos no estén en la lista de excepciones previstas en el decreto de emergencia nacional.
Todas estas medidas apuntan a una sola dirección: que la mayoría cumpla el decreto a cabalidad y se quede en sus casas, para así evitar que el número oficial de 86 contagiados por el coronavirus siga multiplicándose como ya ha ocurrido en otros países. En dos semanas se verá si la medida fue del todo efectiva o si se aplicarán más restricciones, inclusive en las próximas horas o días, como el posible toque de queda que tanto se ha hablado y especulado, pero que al final no se ha implementado.
Por: David Rodríguez Andara