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A.Maillard y Á.Castejón (Alvarno): “En España es imposible compartir una mesa con diseñadores, hay mucho individualismo”

Creatividad, sostenibilidad, big data o Rosalía. El diseño es la piedra angular del sector de la moda. A lo largo de 2020, Modaes.es publicará una serie de entrevistas con los principales diseñadores de moda en el país para debatir sobre las tendencias más relevantes del sector en la actualidad y analizar cómo evoluciona el papel del diseño a medida que el sector se transforma.

Se conocieron cuando ambos compartían taller bajo las órdenes de Karl Lagerfeld, y en 2010 se trasladaron a Madrid para emprender una nueva etapa, esta vez bajo su propia dirección. Alvarno cree en el diseño independiente, pero con una base detrás. Para Álvaro Castejón y Arnaud Maillard, en España hay “mucho individualismo” y “poca predisposición” por avanzar juntos en una misma dirección. Maillard, diseñador francés afincado en Madrid, cree que el diseño está llegando a un momento donde todo podría explotar. Habla de cansancio, y culpa a los grupos low cost por “sacar cada dos semanas una nueva colección”. Para Castejón, los pasos dados para que España apoye a sus propias marcas son “incoherentes” y cree que hace falta una “cabeza pensante y una dirección real” para alcanzar esta meta.

Pregunta: Estudió ingeniería. ¿Ha aplicado algo de la carrera en su trayectoria en diseño?

A. Castejón: En mi caso hice cuatro años de ingeniería, pero luego completé esa formación con estudios de moda en Florencia y Nueva York. Cuando vas de ingeniería a moda partes de cero, pero tienes la cabeza bien amueblada: estudias mucho los volúmenes, las estructuras tridimensionales y todo eso me ha servido para luego poder entender mejor lo que es un patronaje de una prenda y aplicarlo.

A. Maillard: Yo empecé en París y me ayudó mucho el hecho de conocer la historia de la moda, el estilismo, el patronaje, la costura, los estampados… Hice una formación muy completa, con prácticas junto a Karl Lagerfeld, con el que acabé trabajando quince años. Ha sido el mejor máster de diseño.

P.: Han trabajado para un gran grupo, para marcas independientes y para la suya propia, ¿cómo cambia la forma de diseñar?

A.M: La forma de diseñar no cambia tanto. Cuando trabajas para tu propia firma estás con un objetivo que lleva tu ADN, y cuando trabajas para otra firma, aunque tenga otros valores y otra dirección creativa, el objetivo no cambia tanto.

Á.C.: Cuando diseñas para tu propia firma tienes en mente un cliente final, tienes unos objetivos marcados. Cuando diseñas para otra empresa, que no estás tú dirigiendo, ellos tienen sus objetivos marcados y su dirección empresarial. Eso sí que te influye un poco porque tienes que saber a quién te diriges en cada caso. Pero el proceso de diseñar es el mismo.

P.: ¿Y cómo cambia el proceso de creación entre la alta costura, el prêt-à-porter y la gran distribución?

A.M: La alta costura es una prenda, única. En París, cuando hablamos de alta costura se puede hacer una prenda en Europa, otra en América… una para cada continente. No se puede repetir. La alta costura son piezas con un precio muy elevado. Luego tenemos las casas de low cost que sacan cada dos semanas una nueva colección. Estamos llegando a un momento donde todo podría explotar porque la gente está harta de comprar por comprar. Esto es, al menos, lo que veo y escucho en París, pero también en España. Ahora también hay muchos desfiles: en los años setenta duraban una hora, en los ochenta, treinta minutos, en los años noventa llegábamos a veinte minutos, y ahora un desfile tiene que durar siete minutos. Todo cambia. La manera de presentar, la manera de vender… y creo que esto puede cansar.

P.: ¿Está masificada la industria del diseño?

A.M: Sí. El público es muy exigente, no quiere vestir igual que el resto. Quiere una exclusividad porque la gente se mueve en el mismo circuito y no quiere ir con la misma prenda y encontrarse con una persona que lleve el mismo vestido o parecido. Estamos en un momento de transición.

P.: ¿Hacia dónde vamos?

A.M: Me gustaría tener la respuesta, pero no lo sé.

A.C: Creo que vamos hacia la individualidad. El hacer experimentar la costura, la concienciación social que hace que nos vistamos mejor, pero con menos cantidad de prendas, que no compremos por comprar…  Que no tengamos una prenda en el armario que usemos siete veces y luego la tiremos. Creo que nos estamos dirigiendo por este camino.

P.: ¿Qué echa de menos de aquella época en la que trabajaban con Karl Lagerfeld?

A.M: Echamos de menos al personaje. Antes la gente no estaba obsesionada con buscar cada día una nueva idea, la gente no estaba cansada. Había alegría, energía, y cada uno tenía su propio estilo.

Á.C: Antes la moda hacía soñar y eso es algo que se está perdiendo. Es lo que más echo de menos de aquella época: ese sueño, esa fantasía… eso es lo que a mí me atrajo desde el minuto uno y ahora la gente está más perdida. No hay el mismo sueño, no hay la misma fantasía, no hay las mismas ganas.

P.: Siempre se echa en falta en España un tándem creativo-gestor. Ustedes dos son creativos. ¿Cómo se gestiona?

A.C: Con experiencia. Hemos estado muchos años detrás viendo cómo funciona y cómo se gestionan unas producciones, un departamento comercial…. Quieras o no, cuando estás en un estudio de producción lo ves todo y lo vives todo. Cuando te lanzas por tu cuenta y das ese salto, cuanto más base tengas mejor.

A.M: También el feeling. Desde el minuto uno de fundar Alvarno hemos recibido propuestas para sacar bolsos, zapatos… y hemos dicho que no a todo porque no queríamos vincular nuestro nombre a una licencia que dura seis meses o un año y que se va a vender en un tipo concreto de tienda. La única licencia que hemos aceptado a día de hoy ha sido Disney, porque ha querido colaborar con una firma de moda en España y hemos trabajado durante cuatro años mano a mano con el equipo de Disney. Trabajas con una compañía a nivel mundial que te apoya, y eso es un lujo.

P.: En el trabajo del diseñador, ¿cómo afecta la sostenibilidad?

R.: ÁL: Cada vez hay más conciencia social de que debemos ser sostenibles. En nuestro caso, yo creo que somos sostenibles y que lo somos por escala. Esa pregunta habría que trasladársela a los grandes grupos y, sobre todo, a los grupos de low cost que son los que más responsabilidad tienen porque han acelerado de tal manera que han creado un problema. La sostenibilidad es una responsabilidad que tenemos desde el principio y al final es un tú a tú.

P.: ¿Un diseñador dejaría de usar un determinado tejido porque no fuera sostenible?

A.M Hay que hablar con las empresas de tejidos porque es su responsabilidad: nosotros elegimos lo que vemos y luego hacemos una propuesta a nuestros clientes. Cada vez hay más pedidos sostenibles, fabricados a partir de residuos con unos acabados muy innovadores. Nosotros, por ejemplo, sólo compramos el material que vamos a necesitar para la producción, no acumulamos en nuestros almacenes toneladas de tejidos.

A.C: Los tres pilares de la sostenibilidad son el ambiental, social y económico. Diseñamos prendas de alta calidad, pero en su justo valor, con responsabilidad y con talleres en España que también están ajustando su capacidad y sus precios para poder ser sostenibles.

P.: ¿Un diseñador independiente puede salvar la barrera del precio o el diseño tiene que ser caro por necesidad?

A.C: El diseño no es caro por necesidad. Lo que encarece el precio son las calidades y la fabricación, no es lo mismo fabricar cien unidades que 100.000. No es lo mismo pedir cincuenta metros de tejido que 100.000 metros de tejido. La exclusividad tiene su valor, y eso se paga.

A.M: Que las cosas estén hechas a medida no siempre quiere decir que el precio suba a lo bestia. Se pueden hacer cosas a medida con precios razonables. Hay gente que se hace pantalones a medida por 250 euros, es un precio de un patrón que está hecho para ti y no estamos hablando de alta costura.

P.: En la gran distribución se está empezando a hablar de la personalización, ¿eso cambia la forma de diseñar?

A.M: ¿Personalización quiere decir exclusividad? La gran distribución cree que vende algo exclusivo, pero el público no es tonto. Esto de personalización es un término de márketing.

A.C: Es una manera de aportar un mínimo de individualidad a un producto que es de masas. Es un engaño piadoso.

P.: ¿Quién marca las tendencias hoy: Prada o Rosalía?

A.M: Creo que los dos. Prada genera cada seis meses una nueva tendencia en los colores, en los tejidos… Y Rosalía, a su manera, también lo hace en los espectáculos.

A.C: Tiene una personalidad muy marcada, muy potente que ha penetrado mucho en la gente joven. Pero las tendencias hoy las marca la sociedad. La calle y las pasarelas se nutren mutuamente, las tendencias nacen y desaparecen mucho más rápido que antes y cada vez es más la personalidad de cada uno la que marca la propia tendencia.

P.: ¿Hay hueco en España para el diseño independiente?

A.M: Siempre hay hueco, no sólo en España si no en todos los países. Ahora hay que hacer algo muy personal y único para encontrar tu público. Sería muy triste decir que no hay hueco, porque eso querría decir que ya no hace falta luchar por un nuevo proyecto creativo. Hay hueco, pero hay que hacerlo bien, con coherencia y sobre todo sin mirar lo que hacen los demás.

A.C: Yo creo que es en la individualidad donde está el secreto del éxito.

P.: ¿El comercio compra diseño español?

A.M: No. Prefieren marcas internacionales, no quieren diseños españoles. En general, las tiendas multimarca que van a París o a Milán compran marcas extranjeras porque es más guay.

ÁL: No se puede decir que haya un apoyo del comercio al diseño español.

P.: ¿Qué hace falta para que España apoye a sus propias marcas?

A.M: Lo que más me choca en el sector del diseño de este país es ver el individualismo. Es imposible compartir una mesa con diseñadores, es imposible compartir una visión de futuro, es imposible hablar con la competencia. En la moda hay que soñar, hay que replantear la manera de desfilar, hay que replantear los calendarios y los mismos desfiles para tener una mayor repercusión internacional.

A.C: En España hay mucho por hacer. Se han dado pasos, pero no es muy coherente lo que se hace. Creo que hace falta una cabeza pensante, una dirección real y que todo el mundo sume.

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