TOKIO 2020: Una oportunidad dorada para el beisbol nacional

Perder la categoría de deporte olímpico fue un duro golpe para los países que aspiran a una medalla de oro en el máximo certamen deportivo del mundo. Corea del Sur ganó la última presea dorada de ese deporte, en las Olimpiadas de Beijing, 2008,  y desde entonces se acabó esa opción para los países que tienen los jugadores de más alto nivel.

En julio de 2005, el Comité Olímpico Internacional (COI) le asestó un duro golpe a los países donde el béisbol tiene preferencias, al argumentar que por su falta de universalidad no se trataba de un deporte olímpico y que, por ende, no se incluiría en la programación de Londres 2012. Además, los organizadores ingleses no estaban interesados en construir estadios para un deporte que en Inglaterra no tiene seguidores. 

En general, en Europa el béisbol es un deporte que no tiene interés, y solo Italia y Holanda tienen algo de afición y equipos de esos países compiten en eventos internacionales. 

El segundo golpe a ese deporte ocurrió en la  reunión del COI en 2009, en Berlín, cuando se ratificó la exclusión del béisbol de la consideración de deporte olímpico y se decidió que tampoco se jugaría en Rio 2016. Ni al COI ni a los organizadores brasileños les interesaba mucho tener que conseguir financiación para construir estadios de béisbol, para utilizarlos solo por dos semanas, con la previsión de una mínima asistencia, para luego tener que demolerlos o convertirlos en coliseos para otro uso. A los brasileños no les interesa el béisbol y su gobierno no aportaría recursos para levantar estadios ni la banca los financiaría. 

Pero en la oscura perspectiva internacional de la pelota caliente surgió un gran cambio que le da un giro al tema: los próximos juegos olímpicos se realizarán en Tokio desde el próximo mes de julio.

En Japón el escenario es diferente. Allá sí hay afición por el béisbol, varios peloteros japoneses juegan en las Ligas Mayores de EE. UU. y hay una liga local, la NPB, con doce equipos que anualmente compiten por el título máximo de la Serie de Japón. El actual campeón es el equipo de los Halcones de Fukuoka, cuyo sponsor central es el poderoso Soft Bank.

Y hay infraestructura. El estadio más pequeño de los doce en que se juega la liga es el de Miyagi, al que le caben 23,000 espectadores, pero en el Koshien de Nishinomiya, donde juegan los Tigres de Hanshin, hay 50,500 sillas. 

Además, en el COI la voz del país organizador cuenta mucho y la de Japón pedía que se incluyera al béisbol en la programación. El COI aceptó y este año volverán a repartirse medallas para ese deporte.

Naturalmente, con la capacidad de planeación de los japoneses, no es de extrañar que los estadios ya estén listos. Se utilizarán los de Fukushima y Yokohama, cada uno con capacidad para 30,000 espectadores. El torneo se desarrollará entre el 29 de julio y el 6 de agosto, mientras que la final será el día 8.

Así, en Japón se abre una opción de medallas para los países donde el béisbol es un deporte de alta importancia, como República Dominicana, Cuba o Puerto Rico. No se cuenta entre los interesados a EE. UU., que a pesar de tener el campeonato más famoso del mundo, no tiene mayor interés en el torneo, porque no puede armar un equipo nacional con los mejores peloteros de las Grandes Ligas, y se debe aferrar a una novena sin jugadores estelares. 

República Dominicana se precia de ser uno de los mayores exportadores de jugadores a EE. UU. Hay una enorme afición e incluso varios equipos de las Ligas Mayores tienen campos de entrenamiento en el país. Las mayores empresas dominicanas son patrocinadores de la liga invernal. Bajo estas consideraciones, es válida la pregunta de si obtener una medalla olímpica no debería ser un objetivo deportivo para este año. Naturalmente, es una meta que requiere de trabajo y organización. 

En la historia olímpica dominicana solo hay siete medallas y en Río 2018 únicamente se logró un bronce. ¿Puede el béisbol enriquecer esa historia?

En Tokio solo competirán seis países. En noviembre pasado se realizó la Premier 12, convocada por la Confederación Mundial de Béisbol y Sóftbol (WSBC), con los primeros doce equipos de su ranking de 2018, en el que República Dominicana estaba justo en la décimosegunda posición.  

La novena nacional venció a Holanda (14-4), pero perdió contra México (6-1) y EE. UU. (10-8). Al final, ese torneo dejó como clasificados a Corea del Sur y México. El tercero es Japón, por su condición de sede. 

Antes, en septiembre se había jugado el Preolímpico Europa-África, que entregó el cuarto tiquete a Israel.  Quedan dos cupos. 

El primero de esos dos últimos tiquetes lo recibirá el ganador del Preolímpico de Las Américas, en Arizona, dentro de dos meses, que reunirá ocho equipos (incluyendo los eliminados en la Premier 12): EE. UU., Venezuela, Puerto Rico, Cuba, República Dominicana, Canadá, Colombia y Nicaragua. Los cuatro primeros son los rivales directos.

Si no se triunfa en ese torneo, hay una última opción: el Intercontinental de Taipei, en abril. Allá irán el segundo y tercero del preolímpico americano, que se encontrarán con un europeo, dos asiáticos y un oceánico. Los seis competirán por el último boleto a Tokio.

La primera posibilidad ya se perdió, pero todavía está viva la segunda, en Arizona, e incluso la tercera, en Taipei.

No es un camino fácil, pero es claro que hay buenas posibilidades de que el béisbol local enriquezca su historia, clasificando a Tokio. 

Y es obligante ir a Tokio porque terminada esa Olimpiada, hay de nuevo una mala noticia para los amantes de la pelota caliente: en los juegos de París 2024, el béisbol volverá a perder su estatus de deporte olímpico. Y nadie sabe cuándo se recuperará, si ello es posible. 

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