Los millones que China a concedido a la ruta de la seda
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China ha prestado US$8 mil millones a 68 países, para que los mismos desarrollen infraestructura con fines logísticos, colocando en un lugar privilegiado a las carreteras, las terminales marítimas y los aeropuertos, obras que “facilitan el movimiento de personas y mercancías a nivel global”, como plantea el Foro Económico Mundial.
“Solo a América Latina les han prestado US$150,000 millones para estos fines… La idea del gigante asiático es posicionarse con fuerza ante la posibilidad de un choque con otras potencias por la predominancia comercial”, estima el organismo.
Ahora bien, los chinos buscan dar un paso más allá en sus planes de posicionamiento global. La Nueva Ruta de la Seda es la iniciativa internacional más ambiciosa lanzada por el presidente chino Xi Jinping. Esta política tiene múltiples derivadas, siendo una de las más destacadas la creación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras. El objetivo es la construcción de trenes, carreteras, puertos y aeropuertos que, presumiblemente, conecten al sur de China con la Península Ibérica, aprovechando la “vencindad” entre Europa y Asia.
“China se está posicionando para influir de manera decisiva en el proceso de integración de Eurasia. Estamos ante un proyecto inclusivo, donde tienen cabida todo tipo de regímenes políticos y actores tanto públicos como privados, que se basa en una lógica de mercado que debería permitir que todos los actores involucrados se beneficiasen. No estamos, por tanto, ni ante una acción altruista, ni ante una actuación de ayuda al desarrollo. Los líderes chinos creen que la implementación de este plan les ayudaría a alcanzar varios de los objetivos centrales de su política interior e internacional”, considera sobre el tema el Real Instituto Elcano.
América Latina se cubre de seda
Eurasia no es el único escenario donde la nueva ruta será construida a un costo que el Gobierno chino ha calculado en US$900,000 millones. América Latina, su destino por el pacífico, también quiere ser parte del ambicioso plan de Xi Jinping.
Por ejemplo, Panamá fue el primer país latinoamericano que se incorporó, y después se han ido sumando Uruguay, Ecuador, Venezuela, Chile, Uruguay, Bolivia, Costa Rica, Cuba y Perú. En algunos casos, dichos memorandos ya se están traduciendo en proyectos e infraestructuras concretas.
En Ecuador, la reconstrucción del aeropuerto “Eloy Alfaro”, en Manta, se está llevando a cabo con capital chino. Los ecuatorianos recibieron un crédito por US$20.7 millones de un banco chino, según la agencia china Xinhua. Un consorcio chino también construye dos puentes en Canuto y Pimpiguasí, todas ellas en la provincia de Manabí.
En Panamá también está proyectada una línea de tren que conecte a la capital con la ciudad de David, a un costo de US$5,500 millones.
República Dominicana estableció relaciones intergurbernamentales con China hace poco más de un año. Las condiciones diplomáticas están dadas para que el Gobierno, si así lo ve prudente, firme un memorándum de entendimiento para ser parte de la Nueva Ruta de la Seda.